La semana pasada los mexicanos recibimos la noticia de una tragedia humanitaria en el sur de nuestro país. En las carreteras de Chiapas un tráiler que transportaba migrantes sufrió un accidente que dejó a 55 personas sin vida y 105 lesionadas. Estos migrantes, originarios de Ecuador, Guatemala, Honduras y República Dominicana, entraron a nuestro país con la intención de huir del crimen, la pobreza y la desesperación que existe en sus países pero lamentablemente no encontraron más que sufrimiento, abusos y crueldad en México.
En San Cristóbal de las Casas fueron concentrados en pequeños cuartos por miembros de grupos delictivos que se dedican al tráfico de personas y más tarde hacinados en la caja de carga de un tráiler para continuar su viaje hacia Puebla y eventualmente a Estados Unidos. Entre ellos estaban 19 menores de edad, un grupo extremadamente vulnerable a los abusos de las autoridades y las distintas redes de delincuencia organizada que operan en la frontera sur.
Esta tragedia es una más en la creciente crisis humanitaria que se está desenvolviendo debido a la ausencia de una estrategia migratoria federal que ayude a ordenar y administrar los flujos migratorios. Entre enero y octubre de este año, 228 mil personas han sido detenidas por las autoridades migratorias, lo que equivale a un incremento de 64% respecto al mismo periodo del año pasado.
Hasta el momento la respuesta del gobierno ante la situación es de represión y militarización de nuestra frontera, enviando elementos de la Guardia Nacional y el ejército para reprimir y perseguir a las caravanas provenientes de Centroamérica.
México siempre ha sido receptor de migrantes pero con este gobierno no hay una respuesta y no hay acciones que ayuden a evitar que los migrantes no sean víctimas de la violencia cada vez más aguda.
En los primeros once meses de 2021 la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados rompió el record histórico con más de 123 mil solicitudes de asilo. Sin embargo, desde la presidencia se niegan a invertir más recursos y enviar personal capacitado para resolver institucionalmente una crisis que hasta el momento tiene al Estado completamente superado.
El uso de la fuerza y los militares no resolverá este problema ni en el corto ni en el largo plazo. Únicamente orilla a personas en situación de extrema vulnerabilidad hacia condiciones crueles, inhumanas y trágicas como lo que ocurrió con el accidente de tráiler la semana pasada.
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La ausencia de una estrategia clara e institucional por parte del Estado mexicano permite la proliferación y la preponderancia del crimen organizado, del narcotráfico y deja la puerta abierta para un sin fin de abusos por parte de las autoridades migratorias mexicanas.
Este gobierno ha sido omiso, desde el Congreso hemos insistido en que es urgente que las autoridades se presenten a comparecer, en que es urgente que se encuentren soluciones, no hacerlo representa una de las peores abdicaciones de responsabilidad por parte del Estado y es condenar a miles de personas al sufrimiento y a la delincuencia. Esta tragedia en Chiapas no puede ni debe de repetirse. No podemos volvernos indiferentes de lo que ocurre en nuestro territorio. Al tiempo…