Estados Unidos anunció una recompensa millonaria para capturar a los hijos de “El Chapo” como respuesta a la negligencia del gobierno mexicano, ante la complicidad del Presidente de la República, quien ha sido omiso en perseguir a estos peligrosos delincuentes.
Por ello, el gobierno norteamericano decidió tomar acción con sus propios recursos, ya sin tomar en cuenta al gobierno de México, lo que debe ser un asunto de alarma para el propio presidente López Obrador.
Es evidente que la estrategia “abrazos no balazos” no ha dando resultados, la violencia y la inseguridad son crisis que siguen lacerando a la sociedad mexicana. La tarde del 17 de octubre de 2019, es un claro ejemplo de cómo el gobierno mexicano, lamentablemente no tiene una estrategia clara. El Ejército logró la captura de Ovidio Guzmán, hijo de “El Chapo” y la respuesta del gobierno de López Obrador fue ceder y ordenar su inmediata liberación, dejándolo en total impunidad. Seguramente para muchos juristas esta acción tomada por el Ejecutivo Federal encuadra en un delito y tarde o temprano tendrá que rendir cuentas ante las autoridades nacionales o incluso de Estados Unidos.
Es lamentable que el Presidente de la República se someta ante la delincuencia, cuando la seguridad de millones de mexicanos es su responsabilidad, pero pareciera que a López Obrador solo le interesa quedar bien con los criminales en lugar de capturarlos y hacerlos pagar por sus actos ilegales.
La estrategia de seguridad debe corregirse con urgencia. La violencia en nuestro país ha dejado más de 100 mil muertos, más de 2 mil 800 feminicidos y 25 mil desaparecidos en los 3 primeros años de este gobierno, de acuerdo a cifras oficiales.
Es irresponsable la manera en la que actúa esta administración, no solo ha tenido un pésimo manejo de la pandemia, con apenas el 59 % de la población vacunada contra el Covid-19, también continúa el desabasto de medicinas para combatir el cáncer, la corrupción está desatada en el gobierno federal, y además, descaradamente sueltan a los delincuentes, dejando a los ciudadanos a su suerte.