Para leer con: “Keep the Car Running”, de Arcade Fire
Hemos ido y vuelto a la luna, separamos el átomo y los vehículos autónomos están por liberarse. Dado que el ingenio humano sigue al sentido de propósito, la realidad está constantemente inacabada. ¿Es el rol de un propósito de Año Nuevo, dirigir el tiempo de quien lo redacta?
Los pasajeros del vuelo 625 de Air China festejaron dos veces el Año Nuevo en menos de 24 horas. El Airbus A350 despegó el 1º de enero de 2022, del Aeropuerto Internacional de Pekín y aterrizaron en Los Ángeles el 31 de diciembre de 2021.
Gracias al uso de aeronaves y al diseño de husos horarios —pero sobre todo a la rotación de la tierra— la aeronave viajó hacia atrás en la métrica y designación que tenemos del tiempo.
Por eso el Año Nuevo es una excusa. Se abrazan enemigos y buenas intenciones con la misma fuerza, misterio solo entendido por la disciplina de los brindis diarios o por la posibilidad fehaciente de la cercanía del fin de los tiempos.
Solo que al tiempo le importa poco nuestra contabilidad. A pesar de que el Papa Gregorio XIII decidió que, al jueves 4 de octubre seguiría el viernes 15 de octubre de 1582 para eliminar un desfase con el calendario solar, el tiempo no escucha conceptos. Solo sigue, sin importar decretos de Papas ni vuelos contrarios a la lógica.
Métodos para ignorar el paso del tiempo
Dejar de registrar su paso no hace detener el tiempo, pero hay útiles métodos para ignorarlo, si es que se requiere una terapia con la cual se ablande la tiranía de este andar.
Hay quienes ponen atención a las noticias nacionales para incendiar el ánimo y dejarse llevar de sorpresa en sorpresa. Otros buscan la manera de participar en estos carruseles, ya sea afiliándose al partido o al cártel de su conveniencia, o narrando el espectáculo como influencer.
También existe la posibilidad de bajarse del mundo y subirse a las pantallas, ya sea sacando callo a los pulgares y malescribir en bloques lo que podría decirse en 10 segundos o tachando de una lista imposible de agotar, las series, películas y documentales de plataformas que, para fortuna en su cometido de ignorar el tiempo, se van multiplicando.
Ignorar el tiempo puede parecer detenerlo, pero en realidad es emplearlo con un propósito. En este sentido, el Covid-19 ha ayudado a poner en perspectiva lo que se hace con el tiempo: estar encerrado con uno mismo evidencia todo lo amigo o villano que se es para sí.
El caso es que vamos acumulando horas de vuelo. Se dice que para realmente ser maestro en algo —esto es, dominar un arte o habilidad— se debe acumular cerca de 10 mil horas perfeccionando el hábito.
¿De qué nos estamos haciendo maestros?