Opinión

Palabras malditas: ira

Por DZ

Del diccionario de palabras que aluden a emociones que tienen una fiereza, figura la ira como una que activa el sistema de defensa. Tiene una serie de implicaciones que tocan lo que está permitido y lo que no, por lo que tiene connotaciones que se vuelven adaptativas.

En la cultura occidental, se cubre de un bagaje de lo religioso, donde ocupa en el cristianismo un pecado capital. No es precisamente una buena prensa (por lo que) pues de inmediato nos lleva a pensar en inclinaciones malvadas. De esas que oscurecen la conciencia, distorsionando y produciendo violencia, llevando a un estado de conciencia alterada incapaz de frenar sus inclinaciones malvadas.

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En personas que son emocionalmente inestables, se presenta con mayor frecuencia e intensidad esta emoción. En los extrovertidos parece que hay menos proclividad a experimentarla, lo mismo sucede con quienes tienen una autoestima bien plantada. Es un sentimiento que normalmente se presenta en situaciones frustrantes, después de que se ha pasado por el enojo y éste no encuentra un cause asertivo.

El cuerpo tiene un leguaje para expresar esta emoción, aparece primero un estímulo externo que nos incomoda, nos resulta aversivo. Pasamos por el enojo y al no saberlo gestionar, entonces pulsa algo en el vientre bajo, el ritmo cardíaco se acelera, la presión sanguínea sube, al menos en mí la cara se pone roja y caliente.

Entonces los niveles de adrenalina y noradrenalina generan una respuesta cerebral que centra la atención en el objeto o persona que inspiró este sentimiento. Se activa el sistema de defensa de atacar o de huir de una amenaza o daño percibido, motivándonos a actuar con una redoblada de alto nivel de urgencia.

Ojo: ira no es igual a enojo, a furia o a cólera. Cada emoción tiene un nivel energético y una función distinta. En orden sería: el enojo, la ira, la furia y la cólera. Ya iremos desglosando en otros escritos cada una.


¿Quién no ha sentido una intensa ira ante la violación de sus derechos o cuando ha sido testigo o encarnado una gran injusticia personal o social y la justicia no hace nada? ¿Cuándo nos damos cuenta que hemos hecho algo que nos avergüenza? La ira vibra distinto cuando es hacia adentro y tiene tonalidades distintas cuando se expresa hacia afuera. El nivel de intensidad puede acompañar conductas poco reflexivas.

Vamos a quitarle las connotaciones de lo aprendido y a expiar su carga prohibida, vamos a pensar que todo esto que sucede, bien canalizado; aumenta nuestra energía y focaliza nuestra atención para conseguir un objetivo.

Así podremos expresar eso que nos pasa asertivamente, canalizando la energía sin lastimarnos y sin lastimar. Entonces, quizá esto nos ayude a reflexionar sobre lo sucedido y a usarlo como experiencia. Tejiendo la posibilidad de ir transformando su cause natural no reprimiéndola, si no aprovecharla para la creatividad.

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