Quiero agradecer a los directivos y personal del periódico Publimetro su generosidad por haberme permitido colaborar en este importante medio informativo que ya tiene un camino recorrido de éxito entre los lectores mexicanos. Las contribuciones que aquí podrán leer tienen el propósito de abrir el debate sobre los diferentes temas que ocupan la atención de la opinión pública en diversos tópicos asociados a infraestructura carretera e hidráulica.
Inicio con un tema que nos debe preocupar y ocupar a todos, no sólo en el ámbito nacional sino también en el internacional: los efectos del cambio climático en el agua como recurso natural cada vez más en extinción; así como lo están también varias especies de animales y vegetales que conforman el hábitat natural que nos rodea. Es inaceptable que la apatía nos impida hacer conciencia sobre la agonía de mantos acuíferos, no escuchar a organismos y especialistas que alertan sobre una creciente escasez de agua y la dificultad de contar con suministros duraderos del líquido que favorezcan su racional explotación responsable; a lo que se suma también la falta de políticas públicas para impulsar las recargas de los mantos freáticos, el aprovechamiento del agua pluvial, así como el tratamiento del agua residual.
Si bien la escasez hídrica está aparejada con el aumento poblacional, también se da como uno de los efectos desastrosos del cambio climático, fenómeno al que tampoco volteamos a ver siquiera. El cambio climático, que debemos entender como una serie de transformaciones de largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos que se vienen presentando desde el siglo XIX hasta nuestros días como producto de la actividad humana y de gran aceleramiento en la segunda parte del siglo XX y lo que llevamos del XXI, provocando el deshielo de polos y glaciares, también desplaza el agua de lugares que contaban con suministros suficientes a otros que no se encontraban preparados para manejarla en exceso. Asimismo, el cambio climático causa un calentamiento global que se traduce en sequías e inundaciones cada vez más intensas y prolongadas, causando muertes en sectores poblacionales desprotegidos.
Estas sequías que amenazan con agudizarse como consecuencia del cambio climático, tienen,paradójicamente, una contraparte en las inundaciones, también provocadas por las condiciones que afronta nuestro planeta, fenómeno que favorece la transición de los volúmenes de agua a otras zonas de la geografía terrestre dando como resultado inundaciones cada vez más agresivas e incontrolables. Como vemos, la relación del cambio climático con el agua es a través de dos fenómenos extremos e igualmente letales para las personas: o sequías, o inundaciones.
Sin embargo, la escasez de agua causada por el cambio climático es el fenómeno más letal que estamos enfrentando. Para dimensionar esto, tomemos en cuenta que en América Latina, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que hasta 166 millones de los 650 que la habitan, padecen escasez de suministro hidrológico, mientras que otros 445 millones lo tienen, pero sin potabilizar, con el consiguiente efecto dañino para su salud.
Este fenómeno de creciente escasez de agua hace que las fuentes regulares se sobreexploten o se contaminen por el descuido en su manejo. Tal condición nos debe llevar a una verdadera reflexión tanto a los gobiernos como a los habitantes en el sentido de que no hay sustitutos del agua. Su administración, uso consciente y ético son esenciales para que no se agote, pero también debemos voltear la mirada a buscar soluciones conjuntas para frenar el cambio climático, considerado como la mayor amenaza para la humanidad.
Hasta la próxima, amables lectores.