El país está enfrentando una devastadora falta de agua en casi todo su territorio que podría ser más grave aún con el paso de los años, si hoy no se toman las medidas necesarias y suficientes para mitigar esa situación. Las estadísticas que ha presentado la Comisión Nacional del Agua (Conagua) son alarmantes en este sentido: el estado de Coahuila registra 86.4% de sequía en su territorio.
Desde hace varias semanas la ciudad de Monterrey presenta cortes al abasto de agua por la escasez del recurso. La situación en Tamaulipas también es alarmante en el centro del país particularmente en la Ciudad de México y el área conurbada del Estado de México, se reporta que las presas que abastecen al sistema Cutzamala están 16% por debajo de promedio histórico, señala Conagua. La institución considera que este fenómeno ya está afectando a más del 80% de mexicanos.
Por su parte, especialistas en esta materia consideran que en los últimos 30 años las sequías se han presentado con mayor frecuencia y severidad, destacando que en las dos décadas recientes se han manifestado 3 episodios importantes de falta de agua. Entre 2011 y 2012 la sequía no sólo afectó a los estados del norte del país, sino que llegó hasta el sur y centro de Texas.
La segunda sequía fuerte se presentó entre 2016 y 2017 y la última es la que vivimos actualmente, según los estudiosos de este fenómeno devastador para la sociedad en su conjunto. Incluso, estamos observando fenómenos inusuales en materia de escasez de agua, como es el caso de Veracruz, entidad que tradicionalmente no era afectada por periodos de sequía y que sin embargo, está registrando disminunción importante en precipitación pluvial.
Cabe señalar, amables lectores, que entre los principales factores para entender este problema se encuentran fenómenos como La Niña y el cambio climático, pero también es resultado de acciones que van en contra del equilibrio natural, como la deforestación y la sobreexplotación de mantos acuíferos subterráneos, así como la falta de una cultura ciudadana del ahorro de agua, donde el riego de jardines y el lavado de autos con manguera, entre otras acciones,por ejemplo, son todavía prácticas comunes en varias ciudades mexicanas.
A lo anterior hay que sumar las fugas de agua que se ven en las calles por la deficiente o antigua estructura hidráulica (por cada 10 litros de agua 4 se pierden en fugas en el promedio Nacional) así como las grandes cantidades de agua que algunas industrias requieren para la elaboración de sus productos y que no hacen gran cosa para modificar sus esquemas de producción en beneficio del ahorro de agua.
La afectación por las sequías en la población, va más allá de abrir la llave en nuestros hogares y que no caiga agua. Los productores del campo están muy preocupados por la siembra que requiere de lluvia, lo mismo están pendientes los ganaderos por la suerte de miles de cabezas de ganado, si se extiende la sequía. Y qué decir de la devastación que provoca la falta de agua en la biodiversidad. Es decir, la escasez hídrica se refleja en todos los sectores de los que depende el desarrollo y la salud de la sociedad.
El derroche y la falta de conciencia en el uso rezonado del agua pueden ocasionar a la nación un mal irremediable en el corto plazo. La sequía que abate a la mayoría del territorio mexicano, como hemos visto amable lectores, hay que considerarla como una primera señal de un problema que comenzará a ser más frecuente. Entonces, todos estamos involucrados para atenderlas de forma urgente. Demostrémonos que somos una sociedad que se preocupa por su subsistencia con responsabilidad y por la de quienes habitarán en un futuro este país. Hasta la próxima.