Lamentablemente, la corrupción es el sello distintivo del gobierno encabezado por el Presidente López Obrador. Durante los 43 meses que lleva la administración de Morena, la cadena de actos de corrupción ha ido en aumento y no hay una estrategia clara para erradicarla.
Según el Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción, presentado por el Consejo de las Américas, México ha caído al lugar 12 de 15 países de América Latina, colocándose como uno de los países con mayor corrupción, sólo delante de Guatemala, Bolivia y Venezuela.
Ejemplos hay de sobra. Uno de los casos emblemáticos que se ha puesto sobre la mesa es el desfalco a Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), donde la Auditoría Superior de la Federación detectó inconsistencias por 10 mil millones de pesos.
Ante esto, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), como cabeza del sector, destituyó al Director de Operaciones de Segalmex; así como al apoderado legal y director de Comercialización de Liconsa y Diconsa, y al Director de Asuntos Jurídicos, sin que hasta el momento los responsables estén encarcelados o haya sido reparado el daño.
Y ni qué decir de la “Casa Gris” del hijo mayor del primer mandatario de este país, donde el dueño del inmueble era un alto funcionario de una empresa que tenía contratos millonarios con Pemex.
Otro de los casos más simbólicos de la corrupción de este gobierno, es el que tiene que ver con el patrimonio del Director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, quien junto con su pareja sentimental y sus hijos, poseen un conjunto de 25 propiedades, 23 casas de lujo y dos terrenos.
A ello, se le suman los contratos a nombre de la prima del Presidente, los sobres amarillos con dinero que recibieron los hermanos, también del titular del Ejecutivo federal. O los respiradores inservibles que se le pagaron al hijo de Bartlett.
Sin duda, la administración de Morena pasará a la historia como uno de los gobiernos más corruptos y donde imperó la impunidad. La corrupción está a tope y los “abrazos” a delincuentes no paran.