Estamos acostumbrados a reaccionar sin detenernos siquiera a respirar y antes de actuar visceralmente elegir con más sabiduría nuestras palabras, acciones y decisiones. Muchas, muchas veces esto nos ha traído consecuencias difíciles de revertir cuando de lastimar a los demás o generar más de lo mismo se trata.
No es que siempre estemos controlados o pretendiendo lo que no sentimos, sencillamente se trata de tomar elecciones más elevadas. Una perspectiva que puede ayudarnos para esto es preguntarnos:
¿Qué dirían o cómo actuarían ante esa situación que enfrentamos, seres con una amplia conciencia, figuras que admiramos, personas de las que recibimos más amor o en las que creemos? Esto detiene un tanto nuestras reacciones impulsivas, y nos permite ver muchas más posibilidades, pero sobre todo, que sirvan a un mayor bien.
No quiere decir que nos anulemos en función de lo que alguien más piensa, sino que eso que admiramos que nos brinda luz resuena con una parte de nosotros que es igual de luminosa; de alguna forma es como estimular que emerja nuestra parte más sabia.
Muy seguramente la sabiduría interior nos abrirá más puertas y nos dará respuestas que aporten soluciones o que al menos nos regalen paz.
El trato no es dejar de decir lo que sientes o piensas, sino decirlo de la mejor manera, en el momento más adecuado, con las palabras perfectas y principalmente con la intención que sirva más al todo y a nosotros mismos.
Einstein afirmó que para salir de un problema tienes que estar en un nivel más alto que desde donde fue creado, por eso es que elevar nuestras visiones a través de lo que nos inspira de otros, revela inmediatamente muchas más opciones de resolución.
Un momento de enojo puede ser muy explosivo y nos puede cegar, pero al tener la conciencia de la respiración y un bagaje de mejores respuestas podemos frenar incluso una tempestad para volver al centro y elegir mejor.
Es por eso que nutrirse con la lectura de los legados de grandes personajes, la incorporación del arte en todas sus formas y la meditación pueden ir alimentando nuestra mochila de sabiduría y ecuanimidad en donde podemos encontrar una buena elección cuando la necesitemos, en el lugar de una reacción destructiva de nuestro basurero emocional.
Lo que tiene que ser será, pero es muy diferente, por ejemplo, terminar una relación con la opción de más riqueza, paz, libertad, aprendizaje y verdadero cierre, que en un estallido violento que seguirá continuando el repaso de la lección y la llevará incluso a niveles mucho más complicados y dolorosos.
Nuestra parte más consciente sabe bien qué hacer y cómo, pero su voz es mucho más silenciosa que el escándalo que hacen nuestras voces de miedo, así que la inspiración vista en el espejo de otros puede sernos de gran ayuda para hacer un alto y actuar con más corazón, templanza, prudencia y nobleza preguntándonos:¿qué diría mi abuelo sabio, el maestro que admiré, qué diría el amor, qué diría la sabiduría ante esta situación?