Edna L. Bujanos Wolf.
¿Cuál es la primera imagen que tenemos cuando pensamos en un adolescente deprimido?
Es complicado distinguir un cuadro depresivo en un adolescente que duerme mucho, que está de mal humor y cuya conducta se parecen a ciertos comportamientos de la depresión.
Sin embargo, podemos considerar otros síntomas como el desgano hacia cosas que le interesaban, trastornos de sueño, comportamientos antisociales, baja autoestima, cambios en sus hábitos alimenticios, pérdida de la fuerza de voluntad, comportamiento adictivo y tener ideas suicidas.
A Renata la trajeron a consulta sus padres, buenas personas, algo despistadas. Ella nació cuando su mamá estaba cerca de la menopausia, por lo que sus papás deseaban que alguien con más conocimiento y experiencia en el tema, conversara con ella. Acordé verla para hablar de las relaciones con la gente de su edad. Renata no era optimista, pero estaba desesperada. Su rendimiento escolar había bajado, sus silencios eran cada vez más prolongados, se sentía fea y que nadie quería estar con ella, tampoco le entusiasmaba salir con sus amigos como antes lo hacía. Cargaba una tristeza que ya se había prolongado por un par de meses sin razón aparente. Esto fue lo que encendió los focos rojos en los papás de Renata.
¿Qué hacer cuando comenzamos a identificar los primeros síntomas?
Seguramente surgirán muchas dudas en la mente de los papás, pero es importante determinar si el adolescente sufre de un trastorno depresivo.
A continuación, te compartiré algunas ideas que pueden servir:
- Comunicación, es vital estar de acuerdo en cómo proceder, qué hacer, cómo actuar y qué mensaje mandar al adolescente. Para esto se necesita que haya una comunicación clara y constante entre los padres.
- Nunca debemos suponer que algunos o varios de los síntomas son normales, más aún cuando se prolongan por varias semanas o meses.
- Consultar y confiar en las personas que nos podrán ayudar, un maestro de la escuela, algún amigo o familiar cercano nos puede brindar información y una mejor visión de lo que le está pasando y, cómo se está comportando fuera de casa y del ámbito familiar.
- Actuar a tiempo es de vital importancia, no debemos esperar para buscar atención especializada. Mientras más temprano se trate, más rápida será la recuperación.
Es relevante estar atentos de las emociones, los estados de ánimo y los hábitos, tratar de ver qué ha cambiado en las cosas simples de la vida del adolescente.
Hacerles preguntas, en el momento adecuado como: ¿qué te preocupa?, ¿cómo te sientes?, ¿por qué estás triste?, ¿te puedo ayudar en algo?
Y acompañarlos con frases del tipo de “a veces yo también me pongo muy triste”, “te veo desanimado, ¿qué pasa?”, “llevas mucho tiempo triste, te quiero ayudar”.
En los momentos complicados de la vida, todos tendemos a sentirnos quizás un poco más solos. Tratemos de estar presentes, hacer conexión con ellos, constantemente estar buscando oportunidades para que nos cuenten lo que les está pasando.
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