Opinión

Brasil, 2 de octubre

Se dispondrá para la elección de medio millón de urnas para las 309,000 secciones distribuidas en 8.5 millones de kilómetros cuadrados

Para el próximo dos de octubre, 148 millones de brasileños están convocados a las urnas para elegir a su presidente para los siguientes 5 años, la sociedad se encuentra dividida entre dos extremos, el mandatario actual Jair Bolsonaro de derecha y el candidato del partido de los trabajadores, Lula da Silva, de izquierda, hasta ahora las últimas encuestas le dan una ventaja de cerca de diez puntos a Lula de 76 años, que ya fue presidente de 2003 a 2010 y que representa la esperanza de los más desfavorecidos.

A Bolsonaro le ha tocado gobernar en momentos difíciles, el arribo de la pandemia, la crisis económica de la guerra y ahora enfrentar una inflación de poco más de 11%, sus aliados militares y empresarios sin embargo, siguen fieles e incluso advierten de que puede existir un problema postelectoral en caso de que se realizara un fraude en las elecciones.

Algunos temen que pudiera darse hasta un golpe de estado de ganar Lula la elección; los empresarios advierten que un gobierno populista le haría más daño a la economía brasileña que a pesar de ser la N.º 13 del mundo no pasa por sus mejores momentos.

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Las elecciones de Brasil están a cargo del Tribunal Electoral, el voto es obligatorio para los mayores de 18 años y opcional para los jóvenes de entre 16 y 18, la votación desde 1996 se realiza por medio de urnas electrónicas que han sido probadas y auditadas por dos universidades nacionales y gozan de reconocimiento social e internacional.

Se dispondrá para la elección de medio millón de urnas para las 309,000 secciones distribuidas en 8.5 millones de kilómetros cuadrados, la tercera democracia más grande del mundo; las urnas no necesitan conexión a Internet por lo que se evitan los fraudes y desde 1996 hasta 2020 nunca han sido objeto de controversia, a las dos horas del cierre de la votación se cuenta con los resultados oficiales.

No obstante, para la próxima elección, el presidente ha cuestionado el funcionamiento de las urnas diciendo que puede haber fraude y ha pedido junto con los militares, que se realicen ajustes de última hora para que se pueda confiar en su uso; tal vez por ello, la sociedad civil encabezada por la facultad de derecho de la Universidad de Sao Paulo, ha convocado a académicos, profesionistas y sindicalistas a suscribir un manifiesto en defensa de la democracia.

“El país se encuentra en un momento de inmenso peligro para la normalidad democrática”, incluso el editorial del New York Times del 26 de agosto advierte sobre el conflicto postelectoral en el gigante del sur, hasta hace unos días se tenían ya un millón de firmas en defensa del voto. En esta ocasión la presencia y observación internacional será fundamental para mantener la paz y legitimar los resultados.


Nada está escrito aún y de no alcanzar alguno de los 6 candidatos el 50% de los votos habrá una segunda vuelta para fines de octubre, lo que es muy probable; un indicador importante que puede definir la contienda será el control de la inflación, que puede darle la vuelta a las preferencias.

La moneda está en el aire y a pesar de que en las campañas ha habido más descalificaciones que propuestas, con los dos candidatos punteros que ya han gobernado, los electores saben lo que les espera.

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