Opinión

Otra idea de éxito

En esta semana, se presentó en la Cámara de Diputados una propuesta de Ley para reducir el número de horas de la jornada laboral

Steve Jobs dijo alguna vez que el éxito de “la noche a la mañana”, implica muchas noches y muchas mañanas de trabajo. En un mundo donde estamos reevaluando lo que significa ser exitoso, después de años de tener una idea acerca de lo que representan en realidad los logros en la vida, vale la pena pensar que cualquier meta que se alcanza es gracias a un esfuerzo colectivo y no a uno individual.

Gran parte de los estímulos que recibimos a través de las redes sociales y de la publicidad, marcan un camino hacia la plenitud que no siempre es real, porque solo se refiere a lo que podemos conseguir en lo personal.

Las situaciones por las que atravesamos ahora han chocado con esa imagen de dinero, poder, consumo y lujo instantáneo; contra una forma más aterrizada en la que la salud, el tiempo, los momentos con la gente que nos importa, tienen más importancia y enriquecen la existencia, porque llevan a una profundidad emocional que no se consigue nada más con la diversión o la posibilidad de hacer lo que deseamos sin restricciones.

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Traigo esto a colación, porque este enfoque hacia lo realmente social podría ayudarnos a formar una ciudadanía como la que exigimos todos los días: comprometida, solidaria, participativa, equilibrada, con igualdad y que le dé espacio a la salud mental y a la parte emocional del individuo.

Si pensamos que este cambio de valores no es tan evidente, revisemos el movimiento mundial que se ha registrado en el campo laboral y la escasez de trabajadores en muchas industrias y sectores de servicios que han decidido no emplearse hasta que encuentre un lugar que no esclavice, ni los trate como si fueran solo un tornillo dentro de un enorme engranaje.

En esta semana, se presentó en la Cámara de Diputados una propuesta de Ley para reducir el número de horas de la jornada laboral, extender los periodos de vacaciones y ampliar los días de licencia de paternidad.

Unos días antes, el empresario más importante del país hablaba de una reducción de la semana laboral como una manera de mejorar la calidad de vida, porque la productividad sí lo ha hecho, pero los horarios de más de ocho horas no han disminuido.


Claro que hay excepciones y la iniciativa privada no es lo mismo que la administración pública, así como el sector de consumo no se parece en nada al de la seguridad (lo sé, porque ahora me toca encabezar un organismo desconcentrado que se dedica al resguardo y custodia de inmuebles tan relevantes como lo son los hospitales e instalaciones estratégicas de todo tipo en el país, con una fuerza capaz y profesional que sacrifica mucho para dar un servicio de calidad).

Esta semana, la misma de los sismos y de las coincidencias que todavía estamos en proceso de explicar, perdimos a dos integrantes del Servicio de Protección Federal que se encontraban fuera de servicio.

En una corporación de seguridad de diez mil elementos desplegados en la República, trabajamos diariamente para que puedan contar con los mecanismos de comunicación que les ayuden a llevar bien la separación de sus familias por el trabajo que desempeñan, los conflictos cotidianos de su función (y de la vida misma) y mantengan una salud mental óptima.

No me cansaré de decir que una de las deudas sociales que tenemos como ciudadanos es el reconocimiento permanente a las mujeres y hombres que responden al llamado de integrarse a una corporación de seguridad, a las Fuerzas Armadas, a la Guardia Nacional o al Servicio de Protección Federal.

Por eso la idea de que el éxito es más un fenómeno de grupo, un mérito de equipo si lo queremos ver así, cobra sentido en la construcción de sociedades inteligentes, pacíficas, preocupadas porque las condiciones de la mayoría sean dignas y siempre estén enfocadas en la prosperidad.

También dicen que uno es tan bueno como el equipo que lo rodea.


Un elemento más para confirmar que nuestro concepto de éxito, en el sentido de un logro que es de todos, es más útil para enfrentar retos y emergencias, en tanto que el individual, que luego trae consigo el logro a costa de lo que sea, es el modo incorrecto de medir avances, crecimientos y formas de comportamiento.

Ya que pudimos modificar esta manera de evaluar, y hasta de comparar, el desarrollo de las personas, sigamos fortaleciendo otra manera de percibir una vida ideal y completa; porque solo ayudando a los demás, procurando el bienestar general y estando al pendiente de las necesidades de aquellos que te brindan su confianza, podemos fijar otras reglas que nos conviertan en la sociedad que deberíamos y podríamos ser.

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