Edna L. Bujanos Wolf.
Caminando por las calles del centro de la ciudad, entre tanta gente, escucho fragmentos de las pláticas que abordan las personas que se cruzan conmigo. Es un día después del último temblor que sacudió a la ciudad. Detrás de sus palabras puedo percibir que hay miedo y ansiedad.
Y me pregunto, ¿quién no ha sentido angustia por lo que podría pasar en el futuro? un divorcio, el diagnóstico de una enfermedad, una nueva relación, un despido del trabajo.
Me gustaría comenzar por el principio. El miedo y la ansiedad nos han acompañado siempre. Sin miedo seriamos personas imprudentes e insensatas, hemos sobrevivido gracias al miedo. El miedo, en un principio, es un mecanismo primario de defensa y supervivencia para que podamos responder a situaciones adversas rápidamente, sin embargo, se puede convertir en nuestro peor enemigo y perturbarnos.
Es la emoción que sentimos cuando pensamos que algo malo nos puede suceder, cuando anticipamos que podemos perder algo o, a alguna persona que apreciamos o, cuando pensamos que no podremos obtener algo muy deseado.
Puede ser imaginario o real. Lo interesante es que muchas veces, nuestros miedos son imaginarios y están asociados a recuerdos emocionales, que aun siendo ilusorios de igual manera se genera la descarga hormonal, produciendo, de inmediato, cambios fisiológicos qué a la larga, pueden dañar nuestra salud física y metal.
A los seres humanos nos basta con imaginar que vamos a vivir una mala experiencia, para realmente pasarla mal, si no lo escuchamos y no nos preparamos, dejamos que se apodere de nosotros, y seguramente veremos el mundo lleno de incertidumbre, y nos volveremos sumamente vulnerables a todo.
Cuando el miedo funciona de manera sana nos invita a tomar precauciones, prepararnos para proteger aquello que valoramos o que queremos lograr. Por lo tanto, lo importante es no desaparecer, ni evitar sentir el miedo, sino gestionarlo de una manera funcional para cada quien.
Cualquier ser humano experimenta miedo, los valientes y exitosos, también. La diferencia está en que los segundos lo sienten y siguen adelante.
Te invito a reflexionar sobre las siguientes ideas:
· Reconoce cuáles son tus miedos, se consciente, no los anules.
· El miedo se abraza sintiéndolo y dando un paso hacia adelante, no temas en volver al origen, acude a desenmascararlo, ve al principio y causas de tus inseguridades, intenta entender tus miedos, solo así podrás transitarlos de la mejor manera.
· El miedo siempre va a existir, es básico en la vida y es fundamental que lo aprendamos a gestionar, aprender a mirarlo diferente para poder salir de la espiral de pensamientos que nos bloquean, aprender a confiar en nosotros mismos.
· El miedo es inevitable, el sufrimiento que produce es opcional, depende de la capacidad que tengas de gestionarlo.
Recuerda que ante cualquier situación en la que el miedo surja tenemos la oportunidad de elegir como vamos a responder, es decir, admitirlo, escucharlo y atrevernos.
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