De acuerdo con información proporcionada por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), la cifra de encuentros con venezolanos por parte de la patrulla fronteriza de aquel país se cuadruplicó entre 2021 y 2022.
De hecho, el número de personas originarias de Venezuela que intentaron cruzar la frontera desde México hacia nuestro vecino país del norte, fue mayor que el de guatemaltecos y hondureños.
Esta cifra ha ido en aumento y en septiembre de este año, se registraron 33.000 encuentros en la mencionada frontera. En total, de septiembre de 2021 a septiembre de 2022, los encuentros únicos con personas migrantes de aquel país sudamericano aumentaron 293%, según lo señalado por el citado Departamento estadounidense.
Ante esta situación, con el objetivo de frenar la migración de venezolanos a Estados Unidos, el gobierno de Biden anunció que las personas venezolanas que ingresaran de manera irregular o que pretendieran hacerlo, serían deportadas bajo el Título 42 que se utilizó como restricción migratoria durante la pandemia para evitar su propagación.
De igual manera, ofreció 24 mil visas humanitarias con requisitos similares a los solicitados a los 100 mil ucranianos que entraron a Estados Unidos a raíz de la invasión rusa, condiciones entre las que se encuentran llegar por vía aérea y contar con pasaporte vigente, por ejemplo.
La realidad es que la mayoría de la gente no cumple con las condiciones impuestas, de hecho, muchas personas atraviesan el Tapón del Darién en Panamá.
Como resultado de estas nuevas reglas, se registran ya más de seis mil retornados a cinco puntos fronterizos mexicanos quienes literalmente se encuentran en situación de calle lo que resulta desgarrador pues además se enfrentan a muy bajas temperaturas.
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¿Dónde está la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR)? ¿Qué está haciendo nuestro gobierno ante esta crisis migratoria?
Las instituciones en nuestro país carecen de recursos y de capacidad para atender esta crisis, los venezolanos deportados a México experimentan todo menos lo que debería ser una migración ordenada, segura y regular, hecho que una vez más ha dejado en evidencia la ausencia de una adecuada política migratoria mexicana así como la inoperancia de sus instituciones desmanteladas por la falta de presupuesto.
No hay ayuda ni información y lo que predomina es la incertidumbre, las primeras consecuencias para las personas migrantes venezolanas ya son claramente visibles e innegablemente inhumanas pues familias enteras pasan los días en México sin refugio ni alimentos.
En este gobierno es evidente que los derechos humanos no son prioridad, hablamos de personas sufriendo y al inquilino de Palacio le da exactamente lo mismo. No debemos dejar pasar de largo que él apoya a la dictadura en Venezuela y al autoritarismo que caracteriza a aquel país.
En toda esta situación hay que tener muy claro que quienes emigran lo hacen huyendo de la dictadura, del hambre, de la miseria, del miedo y de la injusticia, así como de las constantes violaciones a los derechos humanos que viven en su país, Venezuela.
Actualmente, se calcula que esta diáspora es de 7 millones de inmigrantes o refugiados alrededor del mundo. Estas personas no salen de su lugar de origen por gusto, sino que se ven obligadas a salir de él como resultado de la crisis política, económica y social ocasionada por el régimen del amigo del tabasqueño, Maduro. Triste pero cierto es el hecho de que nuestro gobierno apoya estas atrocidades.
Esperamos que en breve las autoridades mexicanas competentes den la cara y se pronuncien al respecto, urge que expliquen a los ciudadanos de manera clara cómo enfrentarán este problema que apenas comienza.
¿Qué medidas en materia de política pública implementarán? ¿Qué estrategias de carácter humanitario utilizarán? Quedamos atentos a estas y muchas otras preguntas que sin duda alguna surgirán en los próximos días. Al tiempo…