El próximo domingo se espera que los 156 millones de brasileños acudan a su segunda cita con las urnas en menos de 30 días, para elegir al próximo presidente de entre dos viejos conocidos; el presidente actual, el derechista capitán del ejército, Jair Bolsonaro que el pasado dos de octubre sorprendió al alcanzar el 43% de la votación y el expresidente Lula da Silva que ganó la primera vuelta con 48%.
Pero que finalmente se quedó a dos puntos de evitar el segundo turno. Dos candidatos populistas de ideologías distintas que han demostrado que tienen cada uno el apoyo de casi a la mitad del electorado y del país.
En la búsqueda de la conquista de los indecisos los candidatos y sus seguidores están recurriendo a las peores prácticas democráticas modernas como las de injuriar al rival, acusarlo de corrupto y mentiroso, exhibir sus relaciones con personajes poco honorables, de ser pedófilos y hasta de ser fanáticos religiosos.
Tanto en los medios de comunicación tradicionales como en las distintas redes sociales, la campaña de lodo está presente.
El Tribunal Electoral que es responsable de la organización y conducción de la elección, ante el embate de noticias falsas ha tenido que implementar medidas extraordinarias para tratar de atajar el cúmulo de estas publicaciones que emergen en las redes día con día.
En principio los tribunales tienen competencia para ordenar que se suspenda en los medios su difusión en un término de 24 horas y así evitar un daño mayor en la contienda y también debe de iniciar una investigación que determine el origen en la red y si existe relación con el partido político o candidato beneficiado.
De hecho, el publicar noticias falsas es un delito electoral que se sanciona con pena de prisión de dos meses a un año y multa hasta de 150 días, además de ser una posible causa para que el Tribunal Electoral en su momento declare como inelegible al candidato que haya recurrido a estas prácticas de mal uso de los medios, que dañan la equidad y legalidad de la contienda. El costo puede ser muy alto.
El presidente del Tribunal brasileño por todo esto es ya un protagonista de la contienda y se ha convertido en una autoridad temida por las decisiones que ha ordenado; como la investigación en contra de empresarios y políticos por la difusión de las llamadas fake news que incluye al propio presidente Bolsonaro y a su hijo, la suspensión de la red Telegram en el país y la investigación y multa a distintos medios de comunicación; lo que le ha originado no pocos cuestionamientos y ataques. Hace unos días logró un acuerdo con las principales redes y Apps para combatir la información falsa, algo similar a lo que se hizo en México en 2018.
Tomando en cuenta los resultados para la elección del Congreso en donde avanzó la derecha y los de algunos estados que ya se definieron por el partido liberal del presidente, se advierte que el resultado de la segunda vuelta el próximo 30 de octubre es de pronóstico reservado y es probable como se ha dicho, que se presente un resultado con muy poca diferencia entre ambos candidatos.
La democracia brasileña que es la cuarta más grande del mundo estará a prueba y sus instituciones electorales que han sido como las de México, reconocidas en el mundo, tendrán que preparase para cualquier escenario. los ojos estarán puestos en el gigante del sur y en la honorabilidad y talante democrático de sus protagonistas políticos.