Llamó mucho la atención la forma despectiva con la que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, se refirió al Gran Premio de México, al que calificó como evento “fifí” y desdeñó su asistencia, pues dijo “los boletos son muy caros”.
Vale la pena señalar varias cosas. El Gran Premio de México es el evento más importante para la CDMX y muy probablemente para el país. La derrama económica es sumamente relevante (el año pasado fue de 14 mil 375 millones de pesos).
México es uno de los pocos países que albergan un Gran Premio y hay una larga lista de espera para ver si se abre un espacio y llevar el evento a otro lugar del mundo.
El discurso divisor que ha sobresalido desde que comenzó el gobierno de Claudia Sheinbaum en la CDMX es notable, en la que unos son los buenos y otros los malos. Aquella Ciudad de México en la que están contra mí o conmigo. Ese mensaje lamentable se sigue reproduciendo de manera desafortunada.
Grave error señalar a los asistentes del evento como “fifís”, hubiese valido la pena su asistencia para darse cuenta que no, no es un evento de élites, es una fiesta bastante multisocial.
En efecto, hay precios de boletos que, para la gran mayoría de los mexicanos, son inalcanzables, pero hay otros como los del Foro Sol que son muy competitivos. De hecho, es más caro ir al Vive Latino que comprar boletos para el Foro Sol en la F1, pero claro que al Vive Latino no le dirá evento “fifí”.
Sheinbaum quiere ser candidata y presidenta, el discurso de división no le viene bien, pero parece ser que sigue la ruta que, desde su punto de vista, es la mejor. Sin embargo, lo que menos quieren los capitalinos hoy es más división. Para muestra el Gran Premio de México y su Foro Sol.
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En corto
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