Opinión

Solsticio de Invierno

El próximo miércoles 21 de diciembre a las 3:48 P.M. dará inicio el Solsticio de Invierno...

El próximo miércoles 21 de diciembre a las 3:48 P.M. (hora de la CDMX) dará inicio el Solsticio de Invierno en el hemisferio norte de la Tierra. El invierno da origen al día más corto y la noche más larga, lo que también puede simbolizar y proyectar la fase interna por la que transitamos individualmente.

La oscuridad y la noche son parte de la vida, y como tal, tenemos que comprender cómo armonizar con su función e implicación. Desde el conocimiento de la Geometría Sagrada, el invierno está representado por el cubo, que es un poliedro de seis caras asociado al elemento tierra, a la materia, al movimiento físico, a la capacidad de desplazamiento, a la motricidad, a la relación salud – enfermedad, a la manifestación de lo invisible en lo visible, al sentido del tacto, al color verde, a los signos de Tierra: Tauro, Virgo y Capricornio, al territorio, a la profesión u oficio, a nuestro lugar en la sociedad, a las finanzas y al dinero. Cada fase de la Tierra puede utilizarse para fluir con el tránsito que la naturaleza está atravesando.

El invierno nos apoya para mejorar o para comenzar una nueva etapa con respecto a esto. Por ejemplo, puede hacer una lista de las creencias que sostiene hacia la materia, al tener, al querer tener, al mundo físico, a su vocación, a su trabajo. En este tiempo invernal valore aquellas creencias que no le han traído beneficios o que no le funcionen, y dispóngase a dejar de resistirse a cambiarlas. Haga otra lista de lo que le gustaría creer y que sea bueno para usted.

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Hágalo con el corazón abierto, pues cuando el corazón está abierto, la regeneración es posible. El tiempo de invierno resulta particularmente importante, puesto que, durante siglos, la humanidad ha distorsionado el sentido de lo material con demasiados chantajes espirituales, y con una idea falsa y culposa de Dios con respecto a la materia. A Dios o a la Divinidad no le molesta, ni ve con malos ojos que tengamos lo que requerimos materialmente para vivir, y mucho más, y tampoco que probemos las cosas buenas y deliciosas que esta experiencia física tiene para ofrecernos.

El reto es equilibrar lo que somos con lo que tenemos, y que mientras estemos guiados y conducidos por la conciencia, por el Ser, por la verdad, por la buena voluntad y por el amor, no tenemos nada que temer con respecto al tener. El invierno es un estupendo período para disolver los lazos de la ignorancia y los velos de la ilusión con respecto al mundo físico, e iluminar lo referente a este con sabiduría y el disfrute visible y tangible de la comunión con Dios por medio de lo material.

Es un gran tiempo para incorporar actividades que nos ayuden a abrir los centros de energía del cuerpo moviéndose físicamente, haciendo ejercicio, para mudarse de casa o de ciudad, para hacer testamentos, escriturar y poner orden en documentos de propiedades, para idear o hacer el plan de negocios de una nueva empresa o trabajo, y para hacer enmiendas en caso de querer recuperar el prestigio en nuestro grupo social. El invierno no es un tiempo para deprimirse ni darle tanto espacio a la melancolía, sino para aprovechar aquello que queremos “incubar”, dejar que crezca, mejorar, y materializar, para que florezca en la primavera. ¡Feliz invierno tengamos!

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