Indudablemente, el ingrediente más importante en una relación de pareja es la comunicación. Con ella, se puede todo y, sin ella, literal, no hay nada. Por ello, es de vital relevancia que hombres y mujeres inmersos en un noviazgo o en un matrimonio prioricen comunicarse frecuentemente, sobre todo cuando hay etapas de crisis o problemas.
De forma particular, los caballeros son los que batallan más para poder tender puentes comunicativos con sus novias y sus esposas, lo cual provoca que la convivencia diaria se complique. Y esto se podría solucionar simplemente con un poco de empatía y sensibilidad.
Hombres y mujeres por igual en su día a día enfrentamos un sinfín de vicisitudes que nos cargan el estado de ánimo de estrés, molestia y preocupación.
En las féminas es muy común que optemos por callar y aislarnos, lo que provoca que nuestra pareja se quede al margen de todo lo que nos está pasando (en el trabajo, con la familia, en temas propios de la salud femenina e incluso con nuestro novio o esposo) y esto acaba por impactar negativamente nuestra relación afectiva.
Así las cosas, la comunicación atingente y asertiva se convierte en uno de los retos más importantes de nuestra convivencia porque es un hecho que no cualquiera la domina.
Y para botón de muestra de lo que les estoy hablando les quiero compartir este breve diálogo entre un hombre y una mujer. Él, completamente inmerso en sus asuntos y, ella, sumamente preocupada por temas que le preocupan terriblemente:
-Oye, últimamente has estado muy callada, ¿te ocurre algo?
-No, no me pasa nada… todo está bien.
-¿Segura?
-Sí, estoy segura, no te preocupes.
-¡Ah!, okey, perfecto…
Es obvio que aquí a ella le está pasando y a él le están fallando sus habilidades afectivas y comunicativas. Urge que en ambos haya una apertura y un acercamiento que les permita, a través de la confianza y el amor que se tienen, empezar a trabajar en los asuntos que le están preocupando a ella y que la están enviando a un aislamiento que no debería existir.
En las relaciones de pareja debe haber mucha apertura, mucha confianza, mucho entendimiento, mucha camaradería, mucha amistad, mucha empatía, mucho apoyo… en pocas palabras, las relaciones de pareja, para que funcionen adecuadamente, tienen que ser vista como una calle de doble sentido en la que ambos transiten de un lado a otro con total libertad. Eso es lo que nos permite construir afinidad e intimidad.
Por eso, caballeros, si su pareja suele desplegar una coraza o un escudo emocional impenetrable y no quiere hablar o no se deja ayudar en sus problemas, lo primordial es insistir de forma sutil e interesada hasta que su pareja se anime a salir de su aislamiento o ensimismamiento para sentarse a dialogar y así, poco a poco, ella se pueda abrir y soltar todo aquello que le está afectando en su estado de ánimo.
El “no me pasa nada” es síntoma inequívoco de que le está pasando de todo y lo principal es que cuando alguien tiene esta actitud es porque está a la defensiva y está pidiendo a gritos que alguien verdaderamente le ponga atención porque tiene una enorme necesidad de comunicarse.