Llegan las ofertas, de las ofertas, y de las ofertas. Justo cuando ya podemos sentirnos seguros, porque conocemos la mayoría de los modus operandi que utilizan los delincuentes en la temporada navideña, inician otros nuevos que buscan engancharnos con descuentos, planes de pago, préstamos, tarjetas de crédito pre-autorizadas, entre otros motivos que son previos a la extorsión, al fraude o al robo de identidad.
Hay que repetir, las veces que sea necesario, que la mejor forma de evitar un crimen de esta naturaleza es no entrar en contacto con un posible delincuente, lo que se logra cancelando cualquier llamada o mensaje que venga con alguna oferta de fin de año, a menos de que tengamos la confirmación de que es una fuente real.
Lo mismo con correos electrónicos que simulen provenir de alguna institución bancaria, tienda departamental o supermercado. Antes de darle “click” hay que observar la dirección electrónica del remitente sea segura, y aún así, evitar ingresar al vínculo hasta no tener plena seguridad de que se envió de la institución o comercio autorizado. Una simple llamada telefónica permite corroborar.
Tampoco acudir a sitios que recomienden contactos o amigos por redes sociales, sin antes verificar autenticidad. En promedio, le damos reenvío a más del 60% de los mensajes que recibimos en el día y entre ellos pueden ir muchos que traen programas maliciosos que infectarán computadoras, secuestrarán cuentas y buscarán obtener claves de acceso para aplicaciones.
Además, pueden hacerse cargos no deseados por miles de pesos y afectar por varias semanas el presupuesto de este cierre de 2022, hasta lograr las aclaraciones correspondientes. Quienes hayamos vivido este problema, sabemos lo que representa la espera, adicional a la sorpresa.
También llegarán mensajes, de texto o instantáneos, con promociones y alertas de cargos no reconocidos. Si los llegamos a responder, el delincuente simulará ser empleado de la compañía o del banco en cuestión y dará algunos datos que harán creer que son personas acreditadas.
Solo hasta repasar la conversación, nos daremos cuenta de que les faltaban datos importantes y durante el diálogo es posible que nosotros mismos los proporcionamos.
Por eso la fórmula es no entrar en contacto con nadie que no identifiquemos, menos si ofrecen cualquier bondad o regalo. La recomendación no es ser más desconfiado, nada más previsor, sobre lo que debemos verificar antes de aceptar alguna oferta.
En un entorno donde se espera que las transacciones digitales sobrepasen en algún momento a las presenciales, pero al mismo tiempo el nivel de bancarización y de acceso a internet es bajo, una meta debe ser lograr que las medidas de seguridad sean un hábito.
Uno de los objetivos de cada año, no tanto un propósito, tiene que ser lograr una cultura de la prevención y de la corresponsabilidad para que los delitos no sucedan, y así cerrarle todas las oportunidades que pueda tener el criminal para sorprendernos.
Eso requiere de comportamientos y de hábitos distintos, incluso opuestos a los trucos y a las herramientas de la mercadotecnia tradicional que busca engancharnos para adquirir bienes y servicios.
Proceder con cautela, mesura y prudencia, son buenos hábitos que nos protegerán como consumidores y ciudadanos en este cierre del 2022. Hagamos la prueba. Veremos que resultará en cambios positivos. Feliz Año Nuevo y les deseo a los lectores de Publimetro salud, paz y tranquilidad.