No hay mejor forma de concluir o terminar un capítulo en nuestras vidas que ser conscientes de esto tiene que ocurrir. Cuando el final de una etapa sea inminente, lo mejor es no resistirse. Aunque duela, es preferible dejar que suceda a desgastarse en la lucha infructuosa ante lo que ha llegado a su fin.
Si usted ya dio todo lo posible, si se entregó por entero, si buscó incansablemente la forma, y no funciona, entonces es señal de que esa situación, relación, trabajo, ha llegado al final. Al menos como lo conocemos.
Despedirse de aquello a lo que hemos estado tan acostumbrados es uno de los ejercicios más complicados que tenemos los seres humanos.
Sin embargo, es una de las cosas más importantes que vinimos a aprender. No tenemos por qué estar atados a aquello que nos da más problemas que satisfacciones y tampoco a lo que ahora se conoce como vínculos o relaciones tóxicas, que nos restan más de lo que nos suman.
Es justo en la pérdida de ganancias en donde podemos poner la atención para definir si queremos seguir manteniéndonos en donde estamos.
Dicen voces expertas que algunas cosas que nos ayudan en un momento de cierre son:
1. Ponerse uno mismo en su lista de prioridades, no como acto de ego sino de honrarse, dedicarse un tiempo de calidad mejorando la salud, el aprendizaje, los hábitos, etc.
2. Escribir lo que se siente. Poner la mente en papel, como dice Byron Katie, es una efectiva catarsis para no quedarnos con sentimientos atrapados. Cuando buscamos cerrar una etapa, queremos trascender aquello que nos lastimó, y escribir es una manera de sacarlo de las mentes consciente e inconsciente, y de liberarlo.
3. Hablarlo con quien tengamos confianza: el desahogo es sumamente importante y lo mejor es elegir la terapia de nuestra preferencia que sea con personas profesionales y avaladas, para llevar un proceso libre de prejuicios y soltar el dolor que nos produce dejar ir.
4. Abrazar las despedidas y los cambios: hay que tomar al toro por los cuernos, y aceptar que algo ha terminado, para entonces recibirlo con los brazos abiertos y darle el mismo valor a las despedidas que a las bienvenidas. Haga una remembranza de las etapas que pudo cerrar con facilidad, y aconséjese como si fuera su mejor amigo o amiga.
5. Reconocer lo aprendido: gran parte de lo que nos puede ayudar para cerrar mejor un capítulo es ser conscientes de aquello que aprendimos. Cuando podemos extraer lo mejor de una experiencia y todo lo que vino a enseñarnos, le damos oportunidad de integrarse para siempre en nuestro Ser y de esta manera el cierre se da prácticamente solo.
6. Perdonarse: este proceso es tan importante como profundo. El auto-perdón es la llave mágica para soltar las cadenas con lo que ha pasado. Perdónese porque hizo lo que pudo con los recursos, la conciencia y el conocimiento que poseía en esos momentos. Rescátese de esas escenas y dígase a sí mismo que en aquél entonces no pudo elegir de otra manera.
7. Finalmente, deseche la idea de que ya vivió lo mejor que le pudo haber sucedido. Las programaciones de la mente tienden a hacernos creer que la dicha, los momentos felices, las mejores personas, están en el pasado.
Pero esto es una fantasía. Recuérdese que antes de haber vivido sus etapas más placenteras, no pensaba que estas vendrían. Y así es en este momento. Felices cierres para nuevos e interesantes capítulos por venir.