¿Le daría usted cabida a la idea de que usted es el centro del Universo y que este funciona para que usted se convierta en su mejor posibilidad? Lo más seguro es que responda negativamente a esta pregunta.
Y no es de extrañar, puesto que prácticamente desde que nacemos, ciertas creencias de la educación, la religión y la política, nos enseñan o -a decir de Maestros como el autor de Los Cuatro Acuerdos, Don Miguel Ruíz- nos domestican a creer que somos lo suficientemente insignificantes como para que nuestra presencia y acciones en el mundo pasen desapercibidas.
El despertar de nuevas nociones sobre el sentido de la vida a partir de la generación de los “Baby Boomers” en los años 60 del siglo pasado, fue la primera oleada en la historia moderna que planteó la liberación del Ser por medio de prácticas espirituales como la meditación trascendental, la yoga, el uso de plantas medicinales, sustancias psicotrópicas y la proclama de libertades fundamentales.
Muchos consideran el advenimiento de la también llamada generación “hippie” como el punto de partida de una nueva conciencia planetaria. Ciertamente, a partir de esta, se han abierto muchos de los conocimientos que permanecían ocultos y han surgido más guías que nunca. Con esto, conceptos que antes eran exclusivos de los más despiertos, ahora están incluidos en prácticas de terapia clínica y psicológica.
Cada vez con mayor frecuencia se incorporan ejercicios como la respiración consciente, la relajación, la visualización creativa, la meditación, o las afirmaciones positivas como coadyuvantes en los tratamientos psiquiátricos y en las terapias convencionales.
También la ciencia ha expuesto coincidencias con los conocimientos de sabiduría espiritual ancestral por medio de la mecánica cuántica y los argumentos que sustentan que habitamos en una realidad prácticamente inmaterial, y que todos estamos conectados. ¿Y de qué sirve saber todo esto a nivel generalizado?
Existen múltiples respuestas, pero una de ellas puede ser considerar, no desde la lógica del hemisferio izquierdo sino con la visión multidimensional de nuestro hemisferio derecho, que todo es posible.
Así que creer en un momento dado que usted o yo, o cada uno, somos el punto focal desde el cual todo lo demás se desarrolla, es una posibilidad. Incluso, desde uno de los propósitos fundamentales de despertar la conciencia, que implica la total responsabilidad por nuestro destino.
El sentido de la vida depende completamente de nosotros y cómo definimos este sentido, es completamente nuestra elección, al igual que nuestro propósito, y nuestras decisiones, así que no es disparatado pensar que todo en nuestro universo individual comienza desde uno mismo a cada instante.
También podemos afirmar que el Universo entero se condensa infinitamente en cada Ser, pues desde el nivel sub-atómico, atómico y celular las partículas que nos constituyen son parte inherente del cosmos. Ni siquiera nos pertenecen.
Asimismo, las percepciones, las experiencias y las conjeturas que elaboramos sobre la realidad que alcanzamos a ver, son nuestras por entero y, de este modo, son nuestra versión única, exclusiva e irrepetible sobre el Universo. El Universo que experimentamos es en el que focalizamos nuestra atención y es propio.
En resumen, todo el potencial de nuestra conformación completa, está dentro de cada uno, y con este potencial, toda la energía vibrante y la capacidad suficiente para hacer florecer la mejor posibilidad de nosotros mismos por medio de nuestra atención e intención, cada vez que así lo elijamos.