Opinión

Regresar a la raíz

La independencia es un lugar muy bonito para desarrollarse y después pasar al mainstream...

En México, el rock sufrió la censura del gobierno después del Festival de Avándaro en 1971. Los rockeros tuvieron que refugiarse en hoyos fonquis y terrenos baldíos. Pero a mediados de la década de los ochenta surgieron varios lugares en donde las nuevas bandas de rock pudieron florecer: el legendario Bar 9, Rockotitlán o el L.U.C.C. Fue en estos lugares donde se gestaron muchos de los grupos que hoy son consagrados: Caifanes, Café Tacvba o La Maldita, por mencionar algunos.

Pero al norte de la ciudad, en la avenida Lindavista había otro lugar muy curioso: el Tutti Frutti, administrado por dos jóvenes a los que se les ocurrió hacer tocadas para tener un poco más de ingresos. Era pequeñito, medio clandestino, no tenía licencia y su fama fue creciendo de boca en boca. Ahí tocó Santa Sabina, Tijuana No y un grupo que hoy se ha convertido en el favorito del público: Panteón Rococó.

Y lo digo sin exagerar. Me di cuenta de ello cuando de repente nos enteramos que para celebrar su aniversario número 25 llenaron tres veces el Foro Sol, una hazaña que muy pocos pueden presumir. Pude platicar con los miembros del Panteón hace unos días y es increíble la camaradería y lo bien que se siente uno con ellos. Honestos, sencillos: un grupo que no olvida de dónde viene, pero que apunta a lo más alto. ¿Sabían que cuando la gente estaba formada para comprar sus boletos ellos pasaron con su camioneta, les invitaron tamalitos y les cantaron algunas canciones para agradecerles? Esa conexión con su público es mágica.

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En unos meses tendrán un concierto en el Parque Bicentenario y según me platicaron, ellos se están encargando de todo: “Queremos dar una pauta para las nuevas bandas y artistas. Decir que también es posible hacer todo de manera independiente, salir de la zona de confort. Es maravilloso poder caminar por ambos lados, con ayuda de las empresas, pero también por nosotros mismos. La independencia es un lugar muy bonito para desarrollarse y después pasar al mainstream”.

¿Qué sigue para el Panteón Rococó? “Es gracioso”, me dijo Dr. Shenka “A veces nos decían que después del Foro Sol, habíamos llegado a la meta, que ‘ya la habíamos hecho’ y nosotros pensábamos que esa no era nuestra meta, nuestra meta es seguir tocando y definir cuál es la directriz que quiere la banda. Este caminar de 28 años nos ha dado la posibilidad de ver nuestras expectativas, y de alguna manera explorar qué es lo que queremos”.

“¿Les gustaría volver a tocar en el Tutti Frutti o un lugar así?” les pregunté. “Fíjate que hace un par de meses tocamos en el Alicia, un lugar que lamentablemente ya se fue, se despidieron durante un año con todas las bandas que alguna vez tocamos ahí. Se nos ocurrió hacer un par de conciertos, 350 personas, así sin avisar. Fue un concierto muy pequeñito, sudoroso, cerca de la gente. Y ahí pensamos que es una dicha poder caminar juntos durante tantos años”. Y a mi parecer, esa es la esencia de Panteón Rococó: no importa qué tan grande sean, ellos siempre regresan a la raíz.

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