La advertencia

Estas máquinas, cuya cualidad es el aprendizaje, se parecen cada vez más a nosotros.
Estas máquinas, cuya cualidad es el aprendizaje, se parecen cada vez más a nosotros. Foto: (Especial)

En una conferencia abierta al público, al lado de expertos en inteligencia artificial, un grupo de robots afirmaron que ellos podrían tomar el control del planeta y, probablemente, gobernarlo mejor que los humanos.

No es que nuestra especie haya logrado un desempeño para presumir, sobre todo en lo que se refiere a la buena administración de los recursos naturales, pero creo que la advertencia está un poco fuera de lugar.

Estas máquinas, cuya cualidad es el aprendizaje, se parecen cada vez más a nosotros y actúan con esa suficiencia que solo logran las especies que consiguen imponerse a su entorno y ajustarlo a sus deseos. Nada más que eso siempre viene con un precio, que resulta alto porque doblegar a la naturaleza es una mala idea, como ya lo hemos sentido y visto en este año histórico de calor.

Podríamos, tal vez, llegar a un acuerdo con la inteligencia artificial y unir nuestra inteligencia orgánica para encontrar soluciones a la crisis ambiental y a otras que tanto afectan al planeta.

El sentido de la existencia moderna descansa en la manera en que podemos restaurar el equilibrio climático y distribuir con justicia tierra, agua, aire limpio y alimentos. Porque sin estos satisfactores, ningún robot va a tener mucho que dirigir en caso de que estuvieran en condiciones.

La moraleja es que la tecnología, por sí sola, no será suficiente para resolver los problemas que solo puede solucionar la organización eficiente de la sociedad.

En ese sentido, ningún robot va a tomar mejores decisiones; menos si omite la parte emocional que luego se quiere presentar como un estorbo en los humanos y un valor de las máquinas para tomar decisiones pragmáticas, sin importar las consecuencias o los dilemas morales.

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Nuestra imperfección también es la base de la evolución que logramos y la solidaridad con la que actuamos puede que no sea compatible con la practicidad de un razonamiento desprovisto de una carga sentimental, pero si la humanidad ha llegado hasta este momento es por la construcción colectiva de emociones que hacen surgir nuestros mejores aspectos.

Claro que podríamos vivir sin menos egoísmo, avaricia y violencia, sin embargo, la respuesta es diseñar criaturas que tomen el lugar de las obligaciones que nos corresponde a nosotros y a nadie más.

Supongo que el avance de la tecnología y de la llamada IA seguirá y sus creaciones entablarán un diálogo cada vez más profundo con nosotros. Harán preguntas y tendrán inquietudes acerca de nuestra tendencia a ser incongruentes, solo que podrían estar mirándose en un espejo, el de sus creadores, y la imagen que se refleje sea la de dos organismos que continúan aprendiendo; intentan todos los días mejorar y, cuando se pueden poner de acuerdo, alcanzan ese mundo ideal que, ellos y nosotros, soñamos.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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