Opinión

Los náufragos

Podría pensarse que lo último que quisiera volver a ver Tim Shaddock es el mar

Podría pensarse que lo último que quisiera volver a ver Tim Shaddock es el mar. Sin embargo, este australiano de 54 años perdido durante tres meses en el océano Pacífico, respondió a la prensa que espera regresar a navegar en cuanto se recupere de su naufragio, que fue noticia internacional esta semana.

Acompañado de Bella, una perrita adoptada que era su compañera de viaje (la dio en adopción a uno de los marinos que lo rescataron), el experimentado navegante se encontró con un huracán que le arrebató la vela de su catamarán (una pequeña embarcación en la que ha viajado por varios continentes) y luego falló el motor, dos tragedias marítimas por donde se le mire.

La tormenta lo empujó a unos dos mil kilómetros de la costa, en aguas internacionales, en las que los dos náufragos sobrevivieron noventa días con agua de lluvia, pescado crudo y aves que se acercaban a la cubierta. Gracias al avistamiento de un helicóptero de rescate, el barco atunero de la empresa GrupoMar, que se encontraba en la zona, pudo llegar a ellos.

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En el video que ha circulado profusamente en redes sociales, Shaddock está en shock (valga la expresión) al verlos, mientras Bella mueve la cola a los rescatistas y éstos tratan de entablar una conversación con el desafortunado capitán del “Aloha Toa”, que había zarpado de La Paz, Baja California Sur, a finales de abril pasado, con rumbo a las islas de la polinesia francesa. Toda una travesía para un hombre que años antes trabajaba en un cubículo de oficina con traje y corbata.

Aunque la palabra ha perdido significado por choteada, la historia de cualquier náufrago es una de resiliencia, es decir, de la voluntad inquebrantable para no darse por vencido. Desde Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, hasta la relación del Sr. Wilson con el actor Tom Hanks en la película “Náufrago”, la sociedad ha sido cautivada por el relato de la supervivencia humana contra todos los pronósticos. Una de esas historias es la de Tim y Bella.

Pero también fue la de los marineros del barco atunero que, en una lancha de rescate, llegaron hasta los dos sobrevivientes y los salvaron. La imagen de todos sonrientes acariciando a la perrita y abrazando a Shaddock es la evidencia de que la máxima celebración que puede hacerse es a la vida misma. El nombre de la nave es el “María Delia”, ya con unos cinco rescates previos, y su tripulación es un ejemplo de la convicción con la que miles de trabajadoras y de trabajadores del mar salen a ganarse el sustento con la pesca y otras actividades relacionadas que nos llevan el alimento a nuestras mesas.

La empresa dueña del “María Delia” absorbió el costo del rescate y, de paso, posicionó la marca de atún enlatado de su principal cliente con camisetas y gorras que se repartieron para las fotografías en cuanto anclaron en el puerto de Manzanillo, Colima. Varios medios reportan que ese gesto pudo haber sido recompensado de inmediato por la buna fortuna, pues descubrieron un banco de atunes justo en el punto donde estaban abandonados los náufragos.


No sabemos cuándo será el regreso de Tim a altamar o si por un tiempo se quedará en tierra firme. Lo que sí ocurrió fue el regreso del “María Delia” al océano al día siguiente con su tripulación de héroes para continuar con la pesca, igual que los miles de barcos que surcan el mar en busca de peces y mariscos.

En este sentido, la historia también da una lección por cada naufragio: existen muchas vidas de pescadores y de marineros que no alcanzan los noticieros, por considerarse, tal vez, una actividad común. No lo es. Dependemos de ellas y de ellos para comer y para preservar un recurso natural que permite, por vasto, hasta que podamos perdernos y ser rescatados, que son los océanos.

Un buen homenaje para Tim, Bella y sus heroicos rescatistas, es tomar consciencia de la importancia que tiene la pesca responsable, el cuidado y la limpieza del mar, así como evitar el consumo de estos alimentos durante temporadas de veda. Y, si usted navega, no sobra que siempre lo haga con mucha precaución.

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