Hace muchos, muchos años el presidente Miguel Alemán usó unos terrenos que estaban en Reforma para hacer un recinto dedicado a las artes ecuestres. Luego se decidió cambiarlo para hacer un lugar tipo teatro que también sirviera a la ópera o a los conciertos: le pusieron “Auditorio Municipal”, aunque quedó tan majestuoso que decidieron dejarle el nombre de “Auditorio Nacional”.
Este recinto fue remodelado en 1991 y en la explanada de la entrada se colocó una escultura de Juan Soriano, “La Luna”, esculpida en bronce y que pesa más de 8 toneladas.
Pero algo hacía falta: la vida artística en México se iba llenando de diferentes manifestaciones como el jazz, el rock o el tango que tuvieran un recinto igual de bueno como el Auditorio Nacional, pero en una atmósfera más íntima. En donde el artista pudiera estar cara a cara con su público y en donde se pudiera ver perfectamente desde cualquier ángulo.
Así nació el Lunario del Auditorio Nacional. Un lugar precioso que se inauguró en 2004 y ha recibido a cientos de artistas que prefieren este espíritu más cercano: de hecho, la empresa Pollstar que se dedica a calificar el entretenimiento mundial, lo considera uno de los “venues club” más hermosos del planeta.
Y ahí, en ese Lunario, se va a presentar hoy viernes un cantante que admiro mucho y del que he tenido la fortuna de verlo crecer desde sus primeras canciones: Fran.
Después de pasar con éxito por otros recintos como el Foro del Tejedor o Bajocircuito, Fran hace su primer Lunario: “Estoy muy emocionado por esta fecha que viene. Es como el sueño, yo lo veo como una especie de graduación. La verdad es que desde que entras y ves los camerinos con todas las fotos de todos los que han pasado por ahí, te impone. Estoy cumpliendo ese sueño”.
“La música funciona como pequeños mundos”, me dijo “en los que tú invitas a la gente a entrar. Y ellos saben de que al llegar a mi mundo van a tener estas rolas que suenan así, que traen buena vibra, una onda positiva y que le hablan al amor de una forma diferente. Creo que al final del día eso hace que conecte más la gente y que se vuelva un movimiento mucho más íntimo”.
Una cosa que Fran valora mucho es la música en vivo, tocar con una banda frente a todos: “La música en vivo es algo que debemos de mantener, que no debe morir y que es vital. Creo que tener una banda es mucha la esencia de lo que te vibra a ti, de cómo quieres que suene. Porque para mí el momento más importante es cuando estás frente al público y estás prácticamente abriendo tus puertas y mostrando lo que tú haces al mundo. Porque yo creo que el momento en el que más empatizas es cuando ves a la gente a los ojos, escucha todo y te acompaña ¡a mí me encanta!”.
Y en estos tiempos ¿la música sigue teniendo etiquetas? “Para mí es muy difícil decirte ‘Fran hace esto o lo otro’, me gusta más fluir y creo que el que la música no tenga etiquetas unifica muchísimo y hace que se disfrute en todos lados”. Y es con ese optimismo y esas ganas de trascender que llega a este concierto. Y estará viviendo, literalmente, en los cuernos de la Luna.