Opinión

Líderes jóvenes

Ante la revolución tecnológica son las y los jóvenes quienes están tomando la batuta en las decisiones de la vida pública

Si bien es cierto que el promedio de edad de las y los presidentes del mundo está entre los 50 y 60 años (según Pew Research Center (PRC) y que las personas solemos valorar en nuestros gobernantes la madurez y la experiencia, también es cierto que estamos viviendo nuevas tendencias en el tablero político mundial: aparecen líderes más jóvenes, frescos y revolucionarios.

¿Por qué ocurre esto? Se trata de un fenómeno multifactorial y por supuesto que depende del contexto social y de la trayectoria personal, pero coincido con ciertos aspectos que mencionan los analistas: los jóvenes tienen la fuerza e ímpetu para innovar y abordar temas complejos que entienden más las nuevas generaciones.

Ante la revolución tecnológica son las y los jóvenes quienes están tomando la batuta en las decisiones de la vida pública. De hecho el mundo es joven: de acuerdo a la organización Our World in Data, la edad promedio del mundo es de 30 años.

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Los políticos jóvenes han demostrado mayor habilidad para impulsar la participación y el voto informado de quienes apenas están en el rango de 18 a 30 años, ya que ellos pueden llegar a conectar más rápidamente con ellos y saben que temas son los que les mueven. Simplemente en México, la población joven representa el 30% del total de la población de acuerdo con los datos del último Censo de Población y Vivienda 2020 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Y el mundo de hecho también nos está dando el ejemplo con la elección de líderes jóvenes. En Francia el joven Gabriel Attal, acaba de ser nombrado primer ministro y de hecho se convierte en el mandatario más joven desde que se inició la V República Francesa (1958). Hoy se consolida como un líder innovador, práctico y artífice de nuevos paradigmas.

En Chile llegó Gabriel Boric a la Presidencia cuando tenía 35 años, de igual forma iniciando su carrera como activista y legislador. Por su parte, Sanna Marin, electa a los 34 años, fue ha sido la primera ministra en funciones más joven del mundo, después de ser elegida por el Partido Socialdemócrata de Finlandia.

En Ecuador, Daniel Noboa de 36 está enfrentando su compromiso como Presidente con firmeza, sobre todo ante los embates del crimen organizado. Están también Nayib Bukele, de El Salvador, con 37 años, y Carlos Alvarado, de Costa Rica, con 38 años.


En Nueva Zelanda, Jacinda Ardern se convirtió en 2017, a la edad de 37 años en Primera Ministra y fue reconocida mundialmente por su plan de acción contra la contingencia sanitaria ocasionada por la COVID-19.

En Noruega, el país con más políticos jóvenes (según la Unión Interparlamentaria (UIP), Noruega), ya que la edad parlamentaria promedio es de 46 años, se ha creado un ambiente de reciprocidad, mutuo entendimiento y se ha fomentado el interés por la causa social que compete a todas y todos.

En México ya tenemos un precandidato joven por la presidencia. Tiene 38 años y no nada más es entrón, sino que tiene visión y trayectoria para construir un nuevo y mejor lugar para vivir. Y cómo el bien lo ha dejado claro: la vieja política no nos ha legado un país de primer mundo, pero tampoco somos Cuba o Venezuela. Aún estamos a tiempo de reconstruir las instituciones que sí contribuyeron al fortalecimiento de nuestra sociedad y de re encauzar la política pública con una estrategia socialdemócrata como justa medianía y garantía de equidad.

Por supuesto que la juventud no debe de ser el único aspecto a considerar a la hora de elegir a nuestros representantes, pero no cabe duda de que muchas y muchos jóvenes en el mundo están rompiendo los paradigmas tradicionales y nos están dando su ejemplo de lucha y algo más: están demostrando que saben mirar por los demás.

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