Opinión

Nos están matando

Ya falta menos para que a través de nuestro voto elijamos entre el cambio y la continuidad de este mal gobierno

“Nos están matando”, fue lo que dijo uno de los transportistas que diariamente usan las carreteras del país, y que constantemente son asaltados por el crimen organizado.

“Nos están matando”, es lo que dicen las madres buscadoras, quienes no paran de escarbar la tierra de fosas clandestinas para encontrar restos humanos, porque quizá uno de ellos pueden ser sus hijas e hijos.

“Nos están matando”, señalan las mujeres cada vez que una de nosostras pierde la vida en manos de un feminicida. Cada día once mujeres son asesinandas por el simple hecho de ser mujer. Una o dos de ellas son menores de 18 años.

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“Nos están matando”, expresan los productores del campo, quienes son asediados por el crimen organizado exigiéndoles el famoso cobro de derecho de piso. Ahí está los hechos ocurridos en Texcaltitlán, Estado de México, en donde los propios campesinos tuvieron que hacerle frente a los delincuentes.

“Nos están matando”, es lo que relatan los consecionarios del transporte público, que tienen que parar actividades para exigir seguridad para ellos y los usuarios. Basta con voltear a ver a Guerrero, en donde se ha suspendido el traslado entre rutas por amenazas del crimen organizado.

“Nos están matando”, dicen los empresarios, microempresarios, los que tienen un negocio propio, porque si no dan una mensualidad o dividendos de sus ventas al crimen organizado les quema sus establecimientos o los secuestran a ellos o sus familiares. El crimen fija cuotas del 20% a panaderías, purificadoras de agua, estéticas, tiendas, carnicería, de acuerdo con El Universal.

“Nos están matando”, señalan los jóvenes que se han convertido en foco del crimen organizado, y contra quienes se cometen masacre solo por ser jóvenes. Recordemos Salvatierra, Celaya o Lagos de Moreno.


“Nos están matando”, relatan los migrantes centroamericanos que en su paso por México son secuestrados por el crimen organizado debido a la impunidad que se vive en el país y a la colusión que hay con algunas autoridades migratorias.

“Nos están matando”, refieren los sacerdotes, religiosos, religiosas, que defienden comunidades del crimen organizado, o que denuncian ante las autoridades a estos grupos criminales.

“Nos están mandando”, comentan las niñas, niños y adolescentes, que son usados por el crimen organizado para hacer “tareas” de narcomenudeo, empaquetar fentanilo, halconeo, secuestro, entre otras.

“Nos están matando”, es lo que decimos las y los ciudadanos que exigimos el fin de la pésima estrategia de seguridad “abrazos, no balazos”.

Ya falte menos para que a través de nuestro voto elijamos entre el cambio y la continuidad de este mal gobierno que nos ha sometido a la terrible frase “nos están matando”. Que lo último que nos mate este indolente gobierno sea la esperanza, porque esa ya cambió de manos y ha llegado el momento de decirles adiós.

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