Opinión

Creatividad pura

Quiero hablar de una dinastía peculiar que no es precisamente musical y que tal vez sea única en el mundo: los Jodorowsky

Hay dinastías musicales: los Fernández, por ejemplo, con el gran Chente a la cabeza. La dinastía Aguilar, con el inolvidable Don Antonio Aguilar. La dinastía Lizárraga, los Figueroa, los Rivera. Pero hoy quiero hablar de una dinastía peculiar que no es precisamente musical y que tal vez sea única en el mundo: los Jodorowsky.

Hablemos del padre: Alejandro Jodorowsky, una mente chilena fuera de este mundo, que ha sido de todo y sin medida (como dice la canción): psicomago, director de cine, actor, filósofo, dibujante, mimo, teatrero. La mente de Alejandro Jodorowsky cambió al mundo, como solo la pueden cambiar grandes genios de la talla de Salvador Dalí o David Bowie. Creó su propio universo y el mundo se rindió ante él.

Alejandro cambió la industria del cine con obras que hasta el día de hoy resultan casi incomprensibles: “La Montaña Sagrada”, “El Topo” y una obra que causó conmoción por su temática: “Santa Sangre”, en donde llamó mucho la atención la actuación de su pequeño hijo Adán.

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Aquí separamos al padre del hijo: seguramente Adán vivió la psicomagia de su papá y algo de esa locura creativa permeó en él. Comenzó su carrera musical y cambió su nombre a Adanowsky, mezclando su nombre y apellido, y demostrando que todo ese gran bagaje cultural que obtuvo de vivir en una familia de genios estaba volcada en su nueva faceta como artista.

Y así llegamos al día de hoy: pude platicar con él hace unos días y lo primero que me contó es que está trabajando en talleres de terapia de pareja, creatividad (psicocreatividad, le llama) “todo el mundo puede ser creativo, lo malo es que la gente te enseña a no serlo. La vida es creativa, crecen las plantas, crecen las flores, así es la vida, ese es el mundo. El problema son los límites que nos ponen, cómo nos enseñan a vivir”, me dijo.

Lo felicité porque el año pasado se llevó tres gramófonos dorados, el máximo premio en la música: “Gané… bueno, ganamos, porque fue un trabajo en equipo, tres Grammys con Natalia Lafourcade, en donde trabajé como productor con el disco ‘De todas las flores’ incluyendo grabación, mejor álbum cantautor y mejor álbum del año. A veces me preguntan cuál es el trabajo de un productor y debo decir que es un poco como de director de orquesta. Pero la realidad es que no tienes más trabajo o menos por ganar un Grammy, sigues trabajando igual. ¿Para qué quiere uno un Grammy? Es como una pequeña caricia para el ego, después de trabajar mucho”.

Adanowsky es una persona sencilla. Saluda, agradece, habla con una voz calmada. Según me platicó, este año viene cargado de proyectos: “Este año grabaré un nuevo disco experimental en mayo, acabaré una producción, daré talleres, tocaré en el Teatro de la Ciudad, haré la música de una película, arte, escribí un libro. Me estoy divirtiendo, construí mi nuevo estudio de grabación que está increíble”.


A veces me parece increíble que existan personas como él o como su padre. Gente excepcional que guardan un universo entero sobre sus hombros. Y me parece más increíble que quieran transmitirlo con los demás a través del arte: es, sin temor a equivocarme, creatividad en su más pura esencia.

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