Las reformas que presentó el lunes pasado el inquilino de Palacio Nacional, no es más que una estrategia electoral para golpear a la oposición y para estar vigente. Él sabe perfectamente que no serán avaladas porque no cuenta con la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión.
Y no porque la oposición esté en contra de todo lo que él propone, sino porque algunas de ellas son inviables y van en contra de nuestras libertades, derechos, de la división de Poderes y de los contrapesos.
Así que aunque el dueño del púlpito mañanero niegue que es una estrategia electoral, así lo es, solo que como está acostumbrado a mentir, cree que puede seguir engañándonos cuando ya no es así.
La oposición no podría nunca acompañar el desmantelamiento del Poder Judicial. En una nación democrática la división de Poderes y los contrapesos son esenciales. Solo los dictadores buscan hacerse del control absoluto de todas las instituciones para poder perpetuarse.
Y es por eso que la coalición Fuerza y Corazón por México, no solo trabaja en arrabetarles la Presidencia, sino también, en obtener la mayoría calificada en el Senado y en la Cámara de Diputados. La apuesta no es sencilla, lo sabemos, pero tampoco imposible.
Esta coalición tiene la capacidad, el tiempo y los perfiles para arrebatarle a este mal gobierno el control del Congreso y su intento por instaurar una dictadura.
El país vive una emergencia que se ha gestado desde el Senado y la Cámara de Diputados, a través de las y los legisladores de Morena y sus aliados, quienes de manera servil al Ejecutivo, pretenden eliminar los contrapesos como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el INE, el INAI, entre otros.
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Estamos frente a la amenaza real de que la Corte deje de resolver inconstitucionalidades, de hacer justicia apartidista y de que las y los ministros sean leales a la Constitución. Toda vez que la reforma que proponen desde Palacio Nacional pretende que el Poder Judicial quede por debajo del Presidente.
Por eso querido lector, no se deje engañar, las reformas que presentó el inquilino de Palacio Nacional, no son más que una estretagia electoral y el proyecto de gobierno bajo el cual se regirá la candidata de la continuidad.
En nosotros está evitar el desmantelamiento de nuestras instituciones, el fin de la división de Poderes y la extinción de los contrapesos. Solo con nuestro voto podemos detenerlo. Hagamos el cambio.