Una de las noticias más trascendentes de la semana pasada, fue la relativa a que cuatro obispos del Estado de Guerrero (Chilpancingo, Ciudad Altamirano, Tlapa y Acapulco), buscaron una “tregua” con líderes de grupos de la delincuencia organizada para pacificar a la población “pero se mueven intereses en el corazón y en la cabecita de cada uno y no se logró”, señaló el primero de ellos, ante medios locales de comunicación que acudieron a una misa.
Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador destacó que: “Siempre los sacerdotes, pastores, integrantes de todas las iglesias participan ayudan en la pacificación del país … creo que todos tenemos que contribuir a conseguir la paz”.
De conformidad con la Constitución Federal, es obligación de las autoridades municipales, estatales y federales, ofrecer las condiciones adecuadas de seguridad pública para las y los mexicanos.
En este sexenio se han hecho esfuerzos importantes para garantizar dicho derecho humano y fundamental, en el Congreso de la Unión creamos la Guardia Nacional (2019) encargada, precisamente, de proteger la seguridad de los ciudadanos.
Sin embargo, la inseguridad no se ha erradicado, lo he dicho en otros espacios, no se trata únicamente de tener los mejores cuerpos de seguridad, de investigación de los delitos, servicios de inteligencia, sistemas penitenciarios y de reinserción social, o de que las iglesias participen en procesos de pacificación, la reducción de delitos.
Es un tema integral y estructural, la educación, la prevención y el dotar de mejores oportunidades y condiciones de vida a la gente, son los rubros en los que se debe trabajar de manera considerable e importante, de invertir el mayor número de recursos económicos y humanos posible, las generaciones presentes y futuras deben ser educadas con base en la cultura de la legalidad, debemos ser mejores personas y ciudadanos.