“Mala leche”, frase que se utiliza para designar a quien muestra mal carácter, mal genio o malas intenciones. El origen de la expresión se remonta a la antigua creencia de que la leche con que se amamantaba influía en el carácter.
En la vida cotidiana podemos encontrar diferentes ejemplos de lo anteriormente descrito.
Las malas intenciones son práctica común, desafortunadamente incluyen y convocan a todo tipo de acciones que la mayor parte de las ocasiones son elementos de ataque, así sea en un comentario en corto, una acción, una expresión o incluso una omisión.
En el fútbol también existe la “mala leche”, se manifiesta en una falta con intención de lesionar, en alterar el orden del entorno con un reclamo al árbitro, en fingir una falta, en insultar al rival, a la afición, al cuerpo arbitral, pero también en el dejar de hacer, en el intentar hacerle creer al aficionado que paga un boleto, que al interior de un club el trabajo es intenso, con proyecto, con metodología a pesar de que los resultados y números digan lo contrario.
El periodista serio investiga, observa, recaba información y emite una opinión; seguramente existirá quien no respete los códigos y sea “mala leche”, pero también debemos saber diferenciar entre una simple apreciación muchas veces generada en la pasión y el sustento de una nota apoyada en números y estadísticas, ahí es muy difícil generar una mala intención para encauzar a un público que también merece respeto cuando emite un juicio.