En días pasados fue reformada la Ley que Regula la Prestación de los Servicios de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Querétaro, lo cual nuevamente puso sobre la mesa de discusión, la limitada visión que tiene dicho ordenamiento.
Aunque la narrativa oficial ha querido hacerla ver como una legislación preocupada por garantizar el derecho humano al agua, no modifica el modelo de gestión que ha tenido como resultado una profunda crisis hídrica en la entidad.
La mayoría de los legisladores dejaron de observar la estrecha relación de la estabilidad económica, social y política, con la cantidad y calidad del suministro de agua para las personas. Olvidaron que la sostenibilidad de las sociedades siempre ha dependido de acceso al agua y, mas concretamente, de su capacidad de implementar una gestión sostenible del agua.
Ahora uno de los principales retos para la gestión sostenible de los recursos hídricos es el cambio climático, cuyos efectos se intensifican y con ello afectan el bienestar de las personas. Este fenómeno natural está afectando a los ecosistemas que favorecen la captación e infiltración de agua, y su disponibilidad será cada vez menor, poniendo también en riesgo la seguridad alimentaria, la salud pública y el desarrollo económico.
El cambio climático es una condición que no podemos revertir, y está exacerbando la escasez de agua debido a la alteración de los patrones de precipitación pluvial, por ello, no basta con establecer una cantidad mínima de agua para garantizar un derecho, ante todo se requiere de establecer las acciones de mitigación y adaptación que permitan preservar el recurso hídrico, su adecuada gestión y gobernanza.
La ley debería favorecer una gestión más inteligente de los recursos hídricos. Por ejemplo, la implementación de prácticas de uso eficiente del agua en la agricultura, la
industria y los hogares. Impulsando tecnologías de irrigación de precisión, la reutilización del agua y la captación de aguas pluviales son muestra de acciones que pueden ayudar a incrementar la disponibilidad del agua.
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Para el modelo de gestión sostenible de agua es crucial proteger y restaurar los ecosistemas acuáticos, como ríos, lagos y humedales, que desempeñan un papel vital en la regulación del ciclo del agua y la mejora de su calidad. La conservación de los bosques es fundamental, pues estos actúan como reguladores naturales del agua al mantener la infiltración del suelo y prevenir la erosión.
También es importante la promoción de la equidad y justicia en el acceso al agua potable y saneamiento básico, contribuyendo así a disminuir las desigualdades sociales.
En Querétaro, es más importante adoptar un nuevo modelo de gestión del agua, con enfoque integral, para garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras.
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