Opinión

Recuperar nuestro liderazgo en energía eólica

Columna de Alfredo Pérez Guzmán

Dentro de una larga lista de temas nacionales que las próximas autoridades federales deben rescatar, se encuentra el de la energía eólica. Todo mundo sabe que este sexenio no fue el mejor para el rubro de los energéticos y, en especial, para la energía eólica, que es una gran alternativa para prescindir de la utilización de las energías contaminantes que tanto daño han hecho a la salud de las personas y al ecosistema, en especial al cambio climático. México ocupa una posición geográfica muy ventajosa para la generación de este tipo de energía, e incluso el país llegó a destacar en el concierto internacional como un líder en generación de este tipo de energía.

Hace seis años, amables lectores, México ocupaba el segundo lugar en el mercado eólico en América Latina, sólo por detrás de Brasil. Pero la política energética de este régimen provocó que irremediablemente ahora el desarrollo de esta tecnología sea prácticamente irrelevante, cuestión que no nos parece justa pues los retrocesos nunca son benéficos para las naciones.

Cifras del Consejo Global de la Energía Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés) muestran que en los mejores años, el desarrollo eólico en México era del orden de mil 200 MW por año, pero en 2023 sólo se alcanzaron 96 MW, lo que representó una caída estrepitosa. Y usted amable lector se preguntará a qué se debió este retroceso; la respuesta, en opinión de especialistas, es que no existió empatía (por llamarle de una manera elegante) de todo lo que se venía haciendo en este tema en sexenios anteriores; por otro lado los especialistas añaden que la disminución también fue provocada porque se cortaron los mecanismos de asignación de capacidad de energía renovable nueva, es decir las licitaciones. Lo que se logró conectar, afirman los especialistas, procedía de licitaciones de legislaturas anteriores, por lo que el país, de estar en los primeros niveles y compitiendo con Brasil, pasó a ser totalmente irrelevante en este tema.

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Pero además, este retroceso, amables lectores, tiene otros impactos negativos, como el hecho de que México no alcance a cumplir con los objetivos firmados en el Acuerdo de París; para lograrlo, debería triplicar su capacidad instalada en energías renovables para el año 2030, lo que se ve muy complicado, pues según estimaciones, tendría que invertir más de 20 mil millones de dólares, además de voluntad de las autoridades federales para aplicarse en la materia, y tal parece que no hay ni lo uno ni lo otro.

Ojalá la próxima administración tenga la iniciativa para recuperar el liderazgo de México en energía eólica. Lo principal se tiene, es decir, la invaluable ubicación geográfica del país con más de 8 mil kilómetros de costa, lo que permitiría que se instalen una gran cantidad de proyectos de este tipo en el territorio nacional. ¿No le parece a usted importante, amable lector?

Hasta la próxima.

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