Opinión

Una buena opción para el mes del orgullo: Madres e hijos

¡Qué buena vida! Por Ricardo Tinajero

Una buena opción para el mes del orgullo: Madres e hijos|Foto: madresehijosteatro
Una buena opción para el mes del orgullo: Madres e hijos (Foto: madresehijosteatro)

Estamos en el mes donde festejamos a nuestras mamás, ¿pero en realidad nos hemos puesto a platicar con ellas, qué es lo que piensan, si se sienten realizadas? Lo pregunto porque acabo de ir al teatro Milán a ver la puesta en escena “Madres e hijos”, nunca imagine ver una cosa tan bonita; de entrada, no quise leer nada sobre ella porque quería que me sorprendiera. Y pues sí, vaya que lo hizo.

La historia toca puntos muy importantes como las familias homoparentales, la lucha contra el VIH, la negación de una generación a la que hoy en día tenemos, sanar rencores y malos entendidos. Cuando comencé a verla no pude quitar mi atención al texto y a las actuaciones.

La trama cuenta la historia de Betty, quien es una viuda rica que va camino a Roma y decide hacer una escala donde vive Chris, la expareja de su hijo André que murió de Sida en 1990; para esto Chris ya ha reconstruido su vida a lado de Pierre con quien decidió formar una familia y tiene un hijo de seis años. Cuando llega “la ex suegra” se abre al caja de Pandora y empieza el drama en su máximo esplendor. Participan Diana Bracho, Juan Manuel Bernal, Eugenio Rubio, Luca Guerra y Antuan Trejo.

La dramaturgia está escrita por Terrence McNally’s y la dirige Diego del Río. ¡Que intensidades se manejan sobre el escenario! Diana es una primerísima actriz digna de llevar a Betty a sus espaldas, con ese rencor de querer encontrar al culpable de quien contagiara a su hijo, ella quería venganza hasta ese momento.

Por otro lado, Juan Manuel Bernal, encarna a Chris, que ha sido un hombre que luchó contra todo para tener libertad y paz; porque no fue fácil cuidar a un enfermo, darle de comer, bañarlo asearlo y cuidarlo, y más aún cuando es tu pareja, al hombre que amas, viendo como se le escapa la vida entre las manos. Y ahora tiene la esperanza ante sus ojos, eso es su hijo Danny para él. Y Pierre, un joven lleno de vida, expectativas y un gran amor por esta familia la cual defiende a capa y espada.

En serio esta es una obra bien bonita, la cual encierra mucho dolor, pero a su vez mucha esperanza. La señora Bracho está celestial, una clase de actuación, ovación de pie. Eugenio Rubio, que bruto, me encantó su trabajo, fuerte, vigoroso, pero sin dejar ese dejo de claridad en su interpretación.

Mi querido Juan Manuel, son pocas las veces que puedo ir a verlo al teatro. Pero cuando lo veo, me acuerdo de que han pasado más de 20 años de conocernos y el muy cabrón no deja de sorprenderme aún más. Es de los pocos actores que durante la obra se tatúa el personaje hasta que entre en el ADN, dando unos matices bárbaros. Creo que durante mucho tiempo no nos sentábamos a cenar y a platicar después del teatro. No saben lo rico que es platicar con “el ojos”. Reímos bien sabroso, comimos delicioso y enriquecimos el alma de la forma que los amigos solemos hacer.

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Neta vayan a ver esta obra que les va a hacer reflexionar y ver este choque de generaciones, que en verdad marcó a más de uno. Estarán hasta el 30 de junio en el teatro Milán, vale mucho la pena.

Los invito a que me sugieran, comenten y también me recomienden lo que les gusta. Pueden encontrarme en mis redes sociales: Twitter: @Tinajas, Instagram: @tinajas75 y TikTok: @tinajas1975. Nos vemos la próxima semana.

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