La cultura del ahorro es una práctica esencial para el bienestar financiero y la estabilidad económica a largo plazo. Fomentarla desde la niñez es crucial.
Implica la práctica consciente de reservar una parte de los ingresos para futuros gastos o emergencias. En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI) 2023 del INEGI, el 52 por ciento de la población tiene algún tipo de ahorro.
Un dato alentador relacionado íntimamente con el bienestar financiero de la población y la posibilidad de reducir el estrés provocado por problemas del bolsillo, considerado como la nueva pandemia.
Tan solo este año, en la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, hemos apoyado emocional y jurídicamente a casi 700 personas por estrés financiero.
La práctica del ahorro es fundamental para evitar deudas innecesarias, enfrentar imprevistos económicos y alcanzar metas financieras, como la compra de una casa, la educación universitaria o la jubilación.
Según la ENSAFI, el 26 por ciento de quienes tienen ahorros expresan también un alto bienestar financiero. En contraste, entre aquellas personas carentes de ahorros, el 31 por ciento manifiesta un bajo bienestar.
En las niñas, niños y adolescentes la podemos inculcar con acciones como el uso de alcancías, la apertura de una cuenta bancaria a su nombre o al establecer metas para la compra de algún producto de su interés.
Estos hábitos pueden protegerlos a futuro de las trampas del endeudamiento excesivo o de caer en esquemas de préstamos fáciles con el riesgo de convertirse en montadeudas, una modalidad de cobranza ilegítima basada en la extorsión.
La educación financiera no comienza cuando las personas empiezan a generar ingresos. Al promover el ahorro entre las y los menores de edad contribuimos a garantizarles herramientas para su cuidado financiero y al desarrollo de una sociedad más estable y resiliente.
Podemos alimentar el cochinito desde la infancia.
