Opinión

Nadie los va a extrañar

Se ha escrito mucho sobre el trabajo con personas que tienen tendencias suicidas y que lo logran

Se ha escrito mucho sobre el trabajo con personas que tienen tendencias suicidas y que lo logran. ¿Pero qué pasa con la familia, los amigos, los vecinos y las personas cercanas a quienes se han quitado la vida?

Sucede en tantas ocasiones que esta persona se vuelve invisible y a las demás les cuesta mencionarla. No hablar de lo sucedido se vuelve un camino para impulsar la idea de “que aquí no pasó nada”. Los detalles de su vida se van diluyendo en el olvido y en tantas ocasiones se vuelve un secreto familiar.

Muy a menudo este acto es algo vergonzoso, en las ideas locas que tenemos se piensa que se contagia o se crean juicios sobre lo sucedido, victimizando a la familia. En otros casos, que, si esa persona no llegará al cielo, si cometió un delito, un pecado grave, qué donde estaban sus padres, aparece como moho que cubre las paredes de una casa, la famosa culpa.

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El suicidio se totaliza, a pesar del hecho de que es una decisión tomada en contextos muy diversos, y que es resultado de un universo de problemáticas. Hoy sabemos que en más del 80% de los casos existe alguna enfermedad de tipo mental, entendemos que la persona que se quita la vida no quiere morir, sino dejar de sufrir.

Esto no quita el lamento de que las cosas debieron ser diferentes, no significa resignarse a lo sucedido, no borra lo que pasó. Pero convocar espacios donde se pueda hablar de esto, donde se valore a la persona que se fue y a las que se quedan, sin duda alivia.

Es encontrar maneras donde se conmemore la perdida de la persona, se hable del significado que tuvo el suicidio para quien lo hizo, ya que esto suele menospreciarse rutinariamente. ¿Qué implicaría para él o ella tomar este tipo de decisión? Sin duda, este proceso involucra colocar sobre la mesa una conciencia sobre el suicidio, y vaya que nos cuesta.

Algunos autores hacen mucho hincapié en la utilidad de las ceremonias y rituales, haciendo posible que los que participan abran paso a la tristeza, el enojo, la rabia, la culpa, la vergüenza, es hablar de cómo se sienten, que ha significado para ellos esta ausencia y el vacío que genera. Es intentar entender las luchas que emprendió esta persona, concientizando lo que significó su existencia. Esto puede ayudar a que los seres queridos se sientan vinculados aún con la persona que murió desde otro lugar.


Para los familiares a menudo el mundo se vuelve amenazante, se sienten aislados, el estigma asociado al suicidio puede llevar a la incomprensión y al rechazo por parte de la comunidad. Pueden experimentar una desestructuración, afectando la comunicación y el apoyo mutuo. El rendimiento académico y laboral puede verse afectado, las relaciones intra y extra familiares pueden deteriorarse debido a la carga emocional que implica el duelo.

Es crucial que los familiares, amigos y personas cercanas reciban apoyo profesional, esto puede ayudar a los sobrevivientes a procesar el suicidio y trabajar en sus sentimientos, ayudando a navegar por este difícil proceso.

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