Opinión

Itinerante: Independencia

Columna de Camilo E. Ramírez Garza, el autor es psicoanalista, traductor y profesor universitario. Instagram: @camilo_e_ramirez

Según el diccionario de la real academia española, independencia se refiere a la cualidad de ser independiente, autónomo, autosuficiente; a la libertad, especialmente la de un Estado que no es tributario ni dependiente de otro; a la entereza y firmeza de carácter. En ese sentido, dicha condición de independencia se pude expresar en diferentes niveles y contextos, desde lo individual hasta lo colectivo más amplio.

La independencia también se expresa a través del derecho a la libertad y el derecho a elegir, éste último no se refiere sólo a la posibilidad de establecer ciertas relaciones comerciales, como qué artículo comprar, qué servicio contratar, sino a la posibilidad de elegir sobre los aspectos fundamentales de nuestra existencia, como, por ejemplo, decisiones sobre el origen y el fin de la vida. El derecho al aborto seguro y legal, así como el derecho a la eutanasia. Ya que la libertad no puede jamás estar condicionada por los valores e ideas de sectores o grupos que, si bien tienen todo el derecho a sustentar sus posturas y creencias religiosas, no en que se legisle desde una parcialidad o una determinada confesión religiosa, ideología política, etc. para una mayoría.

En cada sociedad, las personas alcanzan la verdad y libertad que le permite su nivel de responsabilidad, es decir, poder elegir en cada momento y circunstancia asumiendo los efectos de sus acciones, tanto de lo calculado como de aquello que se escapa, la sorpresa. De lo contrario, se incrementan las lógicas de la vigilancia y control, una burocracia donde cada persona es sospechosa y culpable aún sin serlo, sólo por el hecho de existir, reafirmando así la dependencia, la queja y la espera neurótica, ciega en que sea alguien más quien otorgue las garantías, alguien a quien posteriormente, en la mayoría de los casos, se le echará en cara lo que no ha realizado, lo que no ha sucedido. Esta postura paradójicamente es un rechazo a la libertad, como si las personas desearan no ser independientes, sino dependientes y sometidas a algo o a alguien, con tal de no asumir una postura responsable ante lo que dicen y hacen. Es por tal motivo que la cuestión fundamental no es si se puede o no ser independiente, por qué algunas personas rechazan ser independientes y libres, prefiriendo, por una cierta comodidad que imaginan, el sacrificio de su propia vida en aras del otro, sino qué tan dispuestos estamos a asumir una posición activa y decidida ante la propia existencia, qué tan independientes deseamos ser en nuestras vidas.

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*El autor es psicoanalista, traductor y profesor universitario. Instagram: @camilo_e_ramirez

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