Opinión

Columna Itinerante, ¿por qué la gente decide quitarse la vida? por Camilo Ramírez

El autor es psicoanalista, traductor y profesor universitario. Instagram: @camilo_e_ramirez

Depresión causa incapacidad laboral y ansiedad le pega a dos de cada 10 trabajadores mexicanos.
salud-mental Depresión (Especial)

Ante cada muerte por suicidio es una pregunta que se impone —tanto en lo singular como en lo colectivo, desde lo personal, familiar, social, político— ¿Por qué la gente decide quitarse la vida? Es un cuestionamiento duro, misterioso, que resiste, permanece y no deja de interpelarnos. Pero que, al mismo tiempo, si no tememos o titubeamos a investigar cada muerte por suicidio, podremos aprender algo de su sentido singular, como de su relación con lo colectivo más amplio.

Intentamos descifrar el misterio de quitarse la vida a través del cómo y dónde. Algunas veces, existe una carta con algunas líneas a manera de testimonio que en parte da cuenta de los motivos. Cuando ese escrito falta, las conjeturas se amplifican.

Podríamos añadir que el lugar en donde una persona decide quitarse la vida —y la forma—es su última “carta”, dice algo de lo que intentaba hacer y no consiguió. Una puesta en escena de un sentido que, a simple vista, se nos escapa. Un puente, por ejemplo, une dos lugares en dos extremos; alguien se queda en medio y se lanza al vacío. ¿Habrá querido intentar construir una tercera vía?

Los humanos habitamos dos tiempos diferentes, dos clases de vida: una biológica y otra subjetiva. La primera pertenece al reino orgánico, con su tendencia a la homeostasis, que transita por ciclos, y, la subjetiva es aquella que hace que la vida pueda aspirar a tener un sentido, un significado que entusiasme, que haga que la vida sea digna de ser vivida. Mientras que la primera está sujeta a principios biológicos, la segunda, la subjetiva, es singular, única e intercambiable y se despliega en relación con todos los elementos culturales, a través de las imágenes y las palabras. Las dos formas de vida interactúan, son interdependientes, no hay una sin la otra, sólo que también por momentos pueden ser incompatibles e inasimilables, se puede tener salud en términos biológicos sin necesariamente sentirse bien subjetiva y existencialmente.

Quitarse la vida es una forma de morir humana, ya que son factores imaginarios y simbólicos asociados a lo que se vive y a la propia existencia los que participan en esa toma de decisión o pasaje al acto. En cada caso se pueden apreciar su sentido y forma: por ejemplo, en pacientes crónicos y personas mayores con un cúmulo de malestares que les impiden poder disfrutar, ellos declaran estar viviendo una vida que ya no es vida, entre hospitales, medicinas e intensos dolores. En esos casos es posible apreciar que esas personas tomaron la decisión de quitarse la vida porque la vida que estaban viviendo ya no era digna para ellos, además de que su acto responde singularmente a algo ausente en el marco legal: la legalidad de la eutanasia y diferentes formas de suicidio asistido.

Otros casos sucedieron porque las personas no consiguieron transformar el inmenso dolor y sufrimiento que padecían en algo manejable, en algo diferente, hacer de la herida, poesía. No consiguieron – porque no sabían, no pudieron o simplemente no lo contemplaron– hacer algo diferente con aquello que estaban viviendo, la realidad que vivían era insoportable. Entonces quitarse la vida les ofreció la posibilidad de salir de “eso” insoportable, no era tanto que desearan morir, sino que aquello insoportable se terminara y al no saber cómo, precipitaron su muerte. En otros casos de quitarse la vida es posible apreciar otro detalle, como lo planteo Freud, la agresión que finalmente conduce a la persona a la muerte, en principio, estaba dirigida a otra persona, pero se dirigió hacia sí misma, para darle muerte de manera imaginaria, en ese sentido, una agresión hacía si mismo que le correspondía a otra persona.

Como es posible apreciar, situaciones como estas guardan una intima relación con lo colectivo más amplio: sociedades de lo políticamente correcto, de la rigidez de prácticas educativas y laborales, que impiden el reconocimiento de la singularidad, de la diversidad, y que restringen a las personas a un único modelo de ser, estudiar, trabajar, disfrutar, vivir, al tiempo que minan la responsabilidad de cada persona…terminan afectando a las personas que restringieron y midieron con ese único patrón de vida. A quienes estén viviendo situaciones semejantes, les proponemos una vía singular para sustentar su vida, ya no al servicio del cumplimiento de un sacrificio por el otro, sea una persona, un ideal absurdo que se desea aplicar a todos por igual en diferentes contextos familiares, escolares, laborales, sociales, sino una vida significativa pautada por las características singulares que existen en cada persona.

DV Player placeholder

Tags


Lo Último