Desde la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador al poder, decidió que el turismo era cosa de gente privilegiada y desdeñó a un sector que, en efecto, estaba plagado de excesos y corrupción en el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM). En lugar de rescatarlo, lo extinguió, pero no hubo un solo acusado de corrupción. Quien lo haya hecho, quedó impune.
Designó a Miguel Torruco como secretario de Turismo, un técnico del sector y una personalidad de la industria bien conocida, sobre todo por la combatividad y las críticas que, en el pasado, lanzó al sector.
Llegó a Masaryk un secretario con el discurso de la Cuarta Transformación bien aprendido, que acusó sin pruebas durante seis años la corrupción en el extinto CPTM. Respaldó el hecho de que el presidente dejara sin recursos a su secretaría y los destinara a la construcción del Tren Maya.
Cada decisión que lesionaba al turismo desde Palacio Nacional y confrontaba al gobierno con los empresarios del sector fue aplaudida por Miguel Torruco; quizás fue el costo que tuvo que pagar para ser secretario de dicha cartera.
Discursos no faltaron. La coyuntura de la pandemia nos catapultó como país en cuanto a número de visitantes, y en eso se basó la comunicación, que en un principio estuvo a cargo del periodista Gustavo Armenta, a quien aprecio en lo personal y profesional, pero cuya gestión dejó mucho que desear desde la visión de este reportero.
Posteriormente, la comunicación estuvo a cargo de Enrique Avilés, de quien no opinaré por el conflicto de interés que representa el hecho de que sea mi primo; me limitaré a decir que mejoró el ámbito de la comunicación, aunque la coyuntura no cambió: discursos y más discursos, nada más.
El turismo fue tan irrelevante para el presidente López Obrador que el secretario Miguel Torruco no estuvo en ninguna mañanera durante el sexenio.
PUBLICIDAD
Los que ganaron en esta administración fueron dos empresas: la primera, Creatividad y Espectáculos (CREA), subsidiaria de la Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), que tuvo la concesión de las ferias nacionales e internacionales de la siguiente forma: SECTUR pagó por los espacios en las ferias y CREA los comercializó; es decir, ganó por ambos lados.
La segunda empresa fue EUROAMERICA, que del mismo modo organizó los Tianguis Internacionales de Pueblos Mágicos. Estas dos empresas sí se beneficiaron del turismo en esta administración federal.
Hoy terminan seis años de discursos en el turismo; hoy concluye la gestión de Miguel Torruco, quien tuvo que soportar, incluso, llevar generales y tener encima a la Secretaría de la Defensa Nacional en las últimas ferias internacionales, so pretexto de promover el Tren Maya.
Ojalá el Miguel Torruco de hace veinte años hubiera sido el secretario de Turismo entre 2018 y 2024, porque el de hoy dista mucho de lo que fue.