El Día Mundial del Hábitat el próximo 7 de octubre, especialmente en este 2024, nos invita a reflexionar sobre la importancia del entorno en el que vivimos, no sólo como un espacio físico, sino como un ecosistema que sostiene nuestras vidas. Este día nos recuerda que el hábitat no se limita a la naturaleza en un sentido lejano, sino que incluye nuestra salud, bienestar y las decisiones cotidianas que tomamos.
El respeto por la naturaleza no debe nacer de la culpa, sino de un profundo entendimiento de que somos parte integral de ella. Honrar nuestra vida, nuestra salud, es también un acto de respeto hacia el medio ambiente, porque todo lo que hacemos por nuestro bienestar, si lo hacemos de manera consciente, tiene un gran #EfectoPositivo en el mundo que nos rodea. Por ejemplo, cuando cuidamos nuestra salud, estamos cuidando el planeta.
La alimentación consciente, la reducción de residuos, el uso responsable de los recursos, son maneras en las que, desde el cuidado de nuestra individualidad, podemos contribuir a la armonía entre el ser humano y la naturaleza. No se trata de ser perfectos, ni de cargar con el peso de un planeta que sufre, sino de asumir una responsabilidad activa, con amor y compasión hacia nosotros mismos y hacia nuestro entorno. Estos días permiten hacer una observación que nos ayude a conocer a profundidad los temas de relevancia humana para generar cambios desde nuestros ámbitos de competencia.
Este Día Mundial del Hábitat nos invita a ser más conscientes, a encontrar un equilibrio entre nuestro bienestar personal y el bienestar del mundo natural, porque al cuidar de nuestro cuerpo y de nuestra mente, también cuidamos de la Tierra, y eso es una forma de honrar la vida en todas sus formas. Cada uno de nosotros podemos hacer enormes diferencias. Recordemos que nadie puede dar lo que no tiene, que todos transmitimos aquello que llevamos dentro, y que somos lo que ejemplificamos.
La vida humana en gran medida depende del libre albedrío que tenemos para tomar decisiones, desde las más pequeñas hasta las más grandes. No se trata de afligirnos ni vivir continuamente infelices por lo que hemos hecho mal en cuanto al cuidado de la naturaleza, porque existe una fuerte tendencia a estar deprimidos por lo que sucede con el planeta y esto es una carga más a todo lo que ya de por sí tenemos encima, sino todo lo contrario, convertirnos en personas proactivas, no sólo hacia las medidas externas que podemos y debemos tomar, sino al interior de cada uno, personas más dichosas por medio de nuestras tomas de conciencia, reconciliándonos con lo que hemos hecho como humanidad, comenzar por nuestro cuerpo al cuidar de la naturaleza, y, de manera muy importante, tener paz interior.
Todo es trascendente cuando se trata de crecer en conciencia. Con armonía, buena salud y paz interna nos volvemos más ligeros, con menos necesidad de llenar vacíos, más resilientes, más equilibrados y con mayor claridad para tomar decisiones de manera más precisa y muy eficiente en todos los aspectos de nuestra vida.