Pleitos por el nombre de un grupo entre herederos es algo hasta cierto punto común, pero que alguien de otra familia y peor aún de otra agrupación que se quiere apoderar, es francamente patético.
Esto ha venido sucediendo entre Patrulla 81 y Montez de Durango, dos de los grupos más representativos del movimiento duranguense que tuvieron su esplendor a finales de 90 y principios de los 2000.
La historia de esta terrorífica pugna es la siguiente, a la muerte por Covid del líder de Patrulla 81, José Ángel Medina que ocurrió en 2020, su hijo mayor José Ángel Medina Jr. mejor conocido como Filo, se encontró con el problema de no tener visa de trabajo para ir de gira por Estados Unidos con el grupo del que había sido parte junto con su padre por mucho años y aunque efectivamente se le conoció como el segundo al mando, en realidad no tenía los papeles que lo acreditaran como dueño.
De esto se aprovechó José Luis Terrazas, líder de Montez de Durango, quien le propuso registrarlo en Estados Unidos y darle alguna ganancia, así lo explicó en su momento, Christian Medina, el cual es el único poseedor de los derechos del nombre del Patrulla 81 tanto para México como para Estados Unidos.
Éste último, nacido de otra relación de Medina, se dio a la tarea de legalizar la situación, por lo que Terrazas finalmente no lo pudo hacer, sin embargo, no se detuvo para organizar una gira ofreciendo a ambos grupos, así como se lee, por encima de la ley ha estado durante mucho tiempo evidentemente presentando a una Patrulla 81 ‘falsa’.
El público ha dividido sus opiniones, ya que ‘Filo’ es alguien representativo, querido y reconocido de Patrulla 81, pero incluso el no se presenta en el paquete de Terrazas porque no puede pasar a la Unión Americana, lo que lo convierte en cómplice de algo incorrecto, pues ha permitido que se lucre con algo que le pertenece legalmente a su ‘medio’ hermano.
Es cierto que todos los descendientes de José Ángel Medina debieran ser los herederos, solo que si nos vamos a lo legal, quien tiene los documentos es oficialmente el dueño, o sea Christian, quien asegura que ha intentado tener acercamientos con su hermano para continuar con el legado musical y éste no se ha prestado.
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Lo cierto es que resulta absurdo que en lugar de intentar un acuerdo de lazos familiares y consanguíneos se le tenga confianza a un externo, quien además si nos vamos a la historia, tuvo muchas diferencias con el hoy occiso. Las cosas han subido de tono incluso con amenazas de muerte en redes, las cuales han salido a la luz.
Aquí lo único que vemos desde afuera y conforme a la legalidad es que José Luis Terrazas (Montez de Durango) no puede infringir la ley y mucho menos lucrar con algo que no le pertenece, peor aún si en realidad está amenazando a la contraparte.