En su primer discurso como presidenta de México en la Cámara de Diputados, Claudia Sheinbaum dedicó tristemente los primeros momentos a destacar la figura de López Obrador. Este homenaje, junto con la repetición de muchas de las frases utilizadas por su predecesor, dejó claro que Sheinbaum no se alejará del camino trazado por él.
En lugar de presentar una nueva visión, continuó señalando a los mismos adversarios. La expectativa de un nuevo enfoque se desvaneció rápidamente al ver que su discurso parecía una continuación de la misma narrativa.
Los mexicanos estamos cansados de la constante polarización y el primero de octubre pasado, la presidenta de México desaprovechó la oportunidad para promover la paz y la unidad. Era el mejor momento para proponer soluciones que unieran a un país desgarrado por la violencia, la inseguridad y la desconfianza mutua.
Sin embargo, al centrar su discurso en el pasado en lugar de proyectar una visión de futuro, nos dejó con la sensación de que el cambio de liderazgo no significa un cambio en el tono ni en la forma de gobernar que México tanto necesita.
Claudia Sheinbaum recibe un país en llamas, con innumerables problemas que deberá enfrentar y resolver, entre ellos la violencia. En los últimos años, el país alcanzó la aterradora cifra de más de 200 mil muertos, superando incluso a las administraciones previas, que ya habían sido severamente criticadas por su manejo de la seguridad.
Además, deberá lidiar con una estructura de poder militarizado que genera desconfianza y temor entre la población. Un ejemplo de las consecuencias de esta militarización, combinado con una política migratoria deficiente, ocurrió hace unos días, cuando la presidenta enfrentó su primer gran reto: la matanza de seis migrantes en Chiapas, perpetrada por elementos del ejército que aseguraron haber escuchado disparos. Es urgente que el gobierno actual limite el uso de las fuerzas armadas en labores de orden público y en el control migratorio.
Sheinbaum también hereda proyectos millonarios y controvertidos, como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas, que no han generado los beneficios esperados. Mientras el mundo apuesta por energías limpias, el gobierno mexicano decidió invertir miles de millones de pesos en una refinería que, hasta ahora, no refina. El Tren Maya, por otro lado, ha sido denunciado por su devastador impacto ambiental y el desplazamiento de comunidades indígenas.
PUBLICIDAD
Seguiremos de cerca las acciones que la presidenta de México implemente para subsanar los errores de su predecesor. Al tiempo…
DETALLES. Evo Morales, expresidente de Bolivia, enfrenta graves acusaciones relacionadas con trata de personas y violación, lo que ha generado un fuerte escándalo en la región. Las denuncias señalan su presunta implicación en delitos que involucran abuso de menores.
Ante estos hechos esperamos que la presidenta de México, se deslinde de esos “amigos”, ya que México no puede permitirse tener a personajes vinculados con delitos tan graves como aliados políticos. Es fundamental que México mantenga distancia de cualquier figura involucrada en actos delictivos.