Daniel acostumbraba pasear a su perro labrador sin correa. Jugaban en un parque cercano a su hogar; en ocasiones él se escondía y el animal de compañía lo buscaba hasta encontrarlo.
Entonces no lo sabía o no lo quería creer, pero quien había sido su compañero durante cinco años estaba en riesgo de extraviarse o ser robado. Una tarde, mientras el joven se ocultaba detrás de un árbol, otra persona se llevó al can.
Conforme aumenta la presencia de los llamados lomitos en las familias y adquieren un rol central, también crece la intención de sustraerlos, ya sea para venderlos, pedir un rescate, destinarlos a la cría o, en el peor de los casos, utilizarlos en peleas clandestinas.
Si los animales de compañía ya tienen una participación central en las familias es necesario también incluirles en las medidas de prevención para fortalecer su bienestar.
El impacto del robo de un perro puede ser devastador para la familia y representar duelo difícil de procesar.
Microchip y registro, collares con etiquetas de identificación, supervisión constante, modificación de las rutas diarias de paseo son algunas de las medidas preventivas para evadir a los ladrones de lomitos.
Si desafortunadamente tu perro es robado, es importante actuar rápidamente. La denuncia es central para activar los mecanismos de investigación. Herramientas como el número de emergencias 911 permiten conectar en tiempo real con las cámaras de videovigilancia más cercanos a los hechos.
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Las y los operadores ubicarán el momento de la sustracción para hacer un seguimiento que conduzca a recuperar al animal de compañía e incrementar las probabilidades de capturar al responsable.
El reporte inmediato fortalece las oportunidades de convertir las cámaras del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) de la Ciudad de México en un guardián de los lomitos.