Opinión

La individualidad ¿es realmente mala?

En las sociedades modernas, es fundamental encontrar un equilibrio entre la igualdad de oportunidades y el reconocimiento del talento individual

En las sociedades modernas, es fundamental encontrar un equilibrio entre la igualdad de oportunidades y el reconocimiento del talento individual. El individualismo es a menudo confundido con la individualidad y esta es malinterpretada como un concepto egoísta, sin embargo, puede también ser una fuerza de gran #EfectoPositivo para el avance colectivo cuando se entiende en su justa medida.

Las personas con habilidades extraordinarias, con talentos únicos y con un esfuerzo incansable, deben ser promovidas y apoyadas por la sociedad, ya que su éxito no sólo les beneficia a ellos, sino también a todos los que les rodean. Cuando alguien sobresale en un área, ya sea en la ciencia, los negocios, el deporte, el arte o el liderazgo, su brillo ilumina a quienes le rodean.

Son grandes generadores de cambio, grandes inspiradores de otras personas, grandes disruptores del status quo, grandes promotores de inversión e innovación, grandes creadores de empleos o fuentes de financiamiento, grandes rompedores de barreras, y grandes pensadores soberanos que no siempre van con las creencias de masa.

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Estas personas no sólo encuentran soluciones a problemas complejos, sino que también inspiran a otros a esforzarse más, a poner la mirada en la no limitación, y a alcanzar nuevas metas, nuevos récords, a ampliar el horizonte y a soñar en grande. Si como sociedad nos empeñamos en nivelar a todos hacia la media, corremos el riesgo de sofocar el potencial de aquellos destinados a ser grandes líderes o innovadores.

Es fundamental que como colectividad entendamos que el ascenso de individuos brillantes no representa una amenaza ¡sino una oportunidad para que todos avancemos juntos! La igualdad de oportunidades es un ideal necesario para asegurar que todas las personas puedan desarrollarse y mejorar.

Sin embargo, debemos tener cuidado de no confundir igualdad de oportunidades con uniformidad de resultados. Impedir o frenar el crecimiento de personas con un gran potencial, bajo la excusa de que todos deben avanzar al mismo ritmo, puede ser sumamente perjudicial para el progreso de la sociedad en su conjunto y profundamente desmotivante para quienes tienen todo el “punch” de subida. Si bien es cierto que todos merecemos las mismas oportunidades, no todos responderemos de la misma manera.

A nuestro nivel de alcance, en nuestros círculos inmediatos, en la familia, en los trabajos, en todas partes, alentemos a aquellos que destacan, porque su éxito, su enorme #EfectoPositivo, y está comprobado, puede abrir puertas para otros y generar cambios que beneficien a todos. Dejemos de envidiar y de resentir.


En última instancia, el desarrollo de los individuos más talentosos y brillantes es un reflejo del desarrollo colectivo. Su éxito genera empleos, avances tecnológicos y culturales, y mejora la calidad de vida de muchas personas. Como sociedad, es nuestra responsabilidad nutrir estos nichos de talento, y no frenarlos.

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