Obligados a estar sanos

Obligados a estar sanos
FOTO: EDGAR NEGRETE LIRA/CUARTOSCURO.COM

Mantener un buen estado de salud no solo es un asunto individual, sino una contribución a que nuestra sociedad funcione y prospere. Tal vez consideremos que estamos en la libertad de decidir cómo llevamos una dieta y si nos ejercitamos, o no, de forma regular; pero esa creencia llega a un punto: una comunidad enferma es un problema para todos.

Primero, por el dolor que provoca a las personas que nos rodean y la afectación económica que puede arrastrar una enfermedad crónica o un padecimiento degenerativo en una familia que debe asumir los cuidados de un paciente. Ninguna familia debería elegir entre atender a uno de sus miembros o quebrar por los costos de curar una enfermedad.

En segundo lugar, mientras seguimos construyendo un sistema de salud pública gratuito que atienda a la mayoría, lo que tenemos es uno dividido en una red privada que es caro y otro del Estado que apenas sale de un abandono de décadas.

Y, aún con esa meta cubierta, la factura que paga una sociedad con mala salud es enorme; no es una casualidad que el desarrollo de una nación también se mide por el buen estado físico y mental de sus ciudadanos.

Una tercera razón es la llamada soberanía alimentaria y que significa que un país cuenta con la producción de alimentos suficiente para llevarlos a la mesa de su población. Igual que la energía o el comercio, que tengamos comida accesible, tanto en cantidad como en precio, es indispensable para prosperar.

En México, como en otras naciones, se abandonó al campo bajo la idea errónea de que la modernidad solo se encuentra en los centros urbanos. Ahora, juntos ciudadanía y gobierno, tendremos que remontar el olvido al campo y replantear la producción de alimentos y forraje para recuperar cultivos, semillas, y sistemas de cosecha que, en su momento, nos hicieron una nación más saludable.

Porque es una realidad que nos convertimos en uno de los paraísos de la comida procesada y del consumo de azúcares refinados. Al mismo tiempo que somos uno de los países líderes en la ingesta de “refrescos” en el mundo, lo somos en diabetes infantil, juvenil y en adultos. Un veinte por ciento menos de casos al año cambiaría la atención en todos los hospitales de la República y el destino de millones de personas.

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Pero ocurre algo idéntico con las enfermedades cardiovasculares y muchas respiratorias. Como sociedad decidimos hace mucho modificar nuestros hábitos de consumo y continuamos como un cliente preferente de la industria del tabaco.

En resumen, somos corresponsables de no aparecer con un mejor diagnóstico a la hora de medir el estado de salud de las y los mexicanos. Campañas van y campañas vienen, pero sin el respaldo social basado en el convencimiento de que tenemos una obligación para estar sanos, es difícil incorporar hábitos positivos.

Cualquier profesional de la salud puede afirmar que es un tema de equilibrios: en las porciones, en la cantidad de frutas y vegetales, en beber agua simple de manera suficiente, en ejercitarnos diariamente. Si bien hay todo un movimiento para estar más sanos, todavía no permea en la mayoría.

Invertir en nuestra salud es, de fondo, prevención. Podemos cambiar nuestra dieta hoy mismo e iniciar con una actividad física moderada a partir de la mañana siguiente.

Nadie plantea correr medio maratón o solo consumir verduras hervidas; sin embargo, hago tres sugerencias inmediatas: movámonos más durante el día, subiendo y bajando escaleras; consumamos alimentos procesados una sola vez por semana; y hagamos lo necesario para dormir bien, entre siete y ocho horas.

Quienes leen esto y han pasado por una enfermedad, o han visto a un ser querido atravesar por una, saben a lo que me refiero. Quienes gozan de sus abuelos, de sus padres, y de su familia sana y en buenas condiciones, también.

Pero hace tiempo que llegamos a una encrucijada en la que exigimos, con razón, un mejor sistema de salud y no hacemos mucho por contribuir en lo personal para no saturarlo. Recordemos que una sociedad eficiente no es la que atiende a más enfermos, sino la que evita que lleguen a los hospitales.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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