Por Norma Leticia Magaña Rodríguez
Víctor Frankl (Viena 1905-1997), fue un filósofo, psiquiatra y neurólogo vienés quien integra la dimensión espiritual en la psicoterapia y la nombra Logoterapia y Análisis existencial; así completa la imagen psicológica y biológica del hombre en un todo.
Fundamenta su teoría en ideas y vivencias propias(sobrevivió a los campos de concentración nazis (1942-1945) de Auschwitz y Dachau, entre otros,donde se gesta su libro El hombre en busca de sentido), y en observaciones de diferentes corrientes teóricas (“Husserl, Jaspers, Scheler, Buber, Löwit, Binswanger, Heidegger [revisando conceptos fundamentales, sin adherirse a su enfoque ni a sus conclusiones”].
La Logoterapia hace énfasis en la singularidad y unicidad de la personalidad del consultante, de su tiempo y su momento, no permanece en el plano de la neurosis (ni del problema, o tema a tratar), penetra en la dimensión de los fenómenos específicamente humanos: la autotrascendencia del hombre.
El hombre llega a ser completamente humano cuando se da un encuentro solidario con otro ser humano, o al entregarse a una tarea haciendo caso omiso de sí mismo para darse a otros, o se consagra al amor de otra persona.
La Logoterapia ve mas allá de lo que el paciente es en apariencia, y aplica la máxima que dice: “no te amo por lo que eres, sino por lo que puedes llegar a ser”, porque al distanciarse de sí mismo, viendo al otro, o las necesidades de otros, es como podrá encontrar su sentido.
Para Frankl, la condición humana está orientada a la realización de los valores, cuando se pierde esta orientación, que es única para cada persona en tiempo y espacio, se vive una crisis existencial. Cuando el hombre logra asumir con responsabilidad su situación y decide con libertad hacia dónde va su significado, habrá encontrado su sentido. Su deber ser, hace referencia al significado concreto de su existencia, se relaciona con el poder ser, responsable, que lo lleva a la autotrascendencia.
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Al elegir, surge la posibilidad del cambio en el porvenir de la existencia del individuo, estascaducan si no son realizadas en su momento, así en cada instante elijo una posibilidad que realizada es conservada para siempre, es la actuación constante de un poder fundamental, de la voluntad esencialdel hombre. Estas elecciones le confieren a la existencia un carácter irrevocable, libre, más no definitivo, y a la vez inestable y precario, es tensión.
En palabras de Frankl, “vive como si tuvieses que empezar a vivir por segunda vez, y te hubieses equivocado la primera vez, tal como estas a punto de hacer”. Es la angustia de la responsabilidad de elegir a cada instante, es la incertidumbre de equivocarse o no, ante el encuentro del verdadero sentido, y es paradójicamente, el motor mismo de la existencia.
Si no elijo, no vivo con responsabilidad, ni con libertad, dejo la elección ¿a la vida? Es afirmarsiempre, sí a la vida, a pesar de todo, sin importar las condiciones.
El hombre ciertamente se sabe un ser finito y temporal; solo un horizonte de significado espiritual, puede transformarlo en infinito y atemporal. Sus ataduras son los vínculos, referentes continuos, que a la par, son el punto de apoyo de su libertad, el hombre es, por lo tanto, responsable de su propia finitud.
“Sólo la aceptación humilde y radical de la finitud original que define la condición humana posibilita la trascendencia de la limitación, y la irrupción de lo infinito en lo finito. La humildad ontológica (del ser), es la única actitud interior que salva al hombre de la desesperación”.
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Todos los entrecomillados: Bazzi & Fizzotti (1989). Guía de la Logoterapia. Humanización de la Logoterapia. (Tr. M. Kirchner). Barcelona: Herder.