Opinión

Feliz solsticio de invierno

A pesar de los desequilibrios ambientales, los ritmos de la Tierra continúan siendo una base estable

El 21 de diciembre de 2024, a las 21:20 horas (tiempo de la Ciudad de México), el hemisferio norte dará la bienvenida al Solsticio de Invierno, marcando el día más corto del año y el comienzo oficial del invierno.

Este evento astronómico no es sólo un dato en el calendario, sino un recordatorio profundo de cómo la Tierra, el Sol y la energía se sincronizan para darnos una lección cíclica sobre el cambio, el cierre de etapas y la introspección.

Desde tiempos antiguos, las civilizaciones han observado y celebrado los solsticios como momentos clave del año.

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Los egipcios construyeron templos alineados con el Sol; los mayas crearon calendarios que marcaban estos eventos con precisión, y los pueblos del norte de Europa celebraban el Yule, un festival lleno de simbolismos sobre la luz regresando después de la oscuridad.

Para ellos, el Solsticio de Invierno representaba un punto de transición, un momento para agradecer, reflexionar y prepararse para el futuro. Estas culturas entendieron que los ciclos de la Tierra son una guía para el orden en la vida, tanto material como espiritual.

Hoy en día, aunque vivimos en un mundo tecnológico y acelerado, estos ciclos siguen siendo fundamentales en el patrón de la naturaleza. A pesar de los desequilibrios ambientales, los ritmos de la Tierra continúan siendo una base estable, un programa que mueve la energía en formas que podríamos aprovechar si les ponemos atención.

El Solsticio de Invierno no simplemente es una fecha en el calendario; es una oportunidad para hacer una pausa, reflexionar y reordenar nuestras vidas. Este periodo favorece los procesos de recopilación y recuento.


Es un tiempo para evaluar lo aprendido, los errores cometidos y los aciertos logrados. Podría compararse con ese momento después de una gran fiesta, cuando se recoge lo que quedó, se agradece lo vivido y se toman decisiones para mejorar.

Enseñanzas como la geometría sagrada asocian el invierno con la figura del cubo, que representa la materia. Este simbolismo nos invita a poner los pies sobre la tierra y enfocarnos en lo tangible: cuidar el cuerpo, reorganizar nuestra alimentación, poner orden en la casa, preparar documentos importantes como un testamento o un currículum vitae, y pensar con claridad en nuestras metas laborales y financieras.

Es una estación que nos llama a reestructurar y planificar con convicción. Puede ser de ayuda practicar artes marciales o deportes que requieran disciplina y enfoque. En un mundo que atraviesa cambios rápidos y momentos de incertidumbre, el Solsticio de Invierno también nos invita a abrazar la calma.

Los conflictos globales, el medio ambiente en crisis, la aparición de fenómenos celestiales inusuales y los avances de la inteligencia artificial pueden parecer abrumadores.

Sin embargo, este no es un momento para el miedo, sino para la acción consciente. Es una oportunidad para alinearnos con lo mejor de nosotros mismos y para trabajar hacia un futuro donde predominen la colaboración y la unidad. La energía del invierno nos enseña a tomar decisiones con puntualidad, verdad, y con paso firme. La precisión, la cabeza fría y el cálculo son aspectos fundamentales de la vida también.

Que este Solsticio nos inspire a cerrar ciclos con gratitud, a reparar lo que necesita atención, y ser determinantes hacia nuestra mejor versión.


Como raza humana, estamos en un momento crucial, y el invierno es el recordatorio perfecto de que, aunque la oscuridad puede parecer predominante, siempre es el preludio del retorno de la luz. ¡Que esta temporada nos ayude a construir un mundo más consciente y equilibrado!

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