Por Lázaro César Alarcón Alfaroe
Los niños(as) no llegan a terapia solos, como lo suelen hacer los adultos, ya que los niños llegan inevitablemente acompañados de sus cuidadores, ya sean sus padres o familiares que fungen como tutores.
Con esto podemos entender quien acompaña a los niños a terapia, pero aún no es claro que motivos hacen que los niños(as) acudan a un proceso de intervención psicológica. Para ello debemos entender, que los niños(as) coexisten con un entorno del cual son directamente dependientes y que influye en ellos de manera importante, Bronfenbrenner llama a este entorno microsistema. (1979, pp. 27)
A veces es la escuela la que pide la asistencia porque hay conductas o situaciones que disrumpen con la dinámica y la estructura de la institución, a veces son los padres o la familia que de igual forma perciben aspectos que desorganizan la dinámica familiar y en otras ocasiones, que suelen ser las menos, son los niños(as), quienes piden la asistencia a una atención psicológica.
Considerando este panorama general, podemos darnos cuenta de que lo que hace que los niños(as) sean llevados a terapia, muchas veces son las percepciones que el microsistema tiene del malestar emocional y psicológico de los niños(as), es decir, es el grado de disparidad que existe entre la conducta real del niño(a) y lo que se espera que el niño(a) realice en el contexto en el que se encuentra.
Ahora bien, puedes ser que la percepción que el microsistema tiene del problema sea solo un motivo aparente, por tanto, es importante que el niño(a) que asiste a terapia sea escuchado, ya que los pequeños(as) en su discurso, nos pueden decir que tanto el grado de disrupción de una conducta es una respuesta lógica al grado de desorganización de un entorno, y el motivo entonces de la consulta no es el niño, si no el ambiente.
La realidad es que muchos de los niños(as) que asisten a terapia psicológica, suelen ser poco escuchados, poco tomados en cuenta o poco considerados por el contexto en el que se desarrollan. Debido a eso, el aspecto más importante de un proceso de psicoterapia infantil es escuchar al niño(a) en cuestión y hacer que el entorno donde se gesta el problema, también les dé voz y preste atención a sus necesidades.
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Por tanto, lo que hace que los niños sean llevados a terapia es la nula escucha de sus necesidades por parte de los sistemas ambientales en los que se desenvuelven, que en palabras de Bronfenbrenner son el microsistema, el mesosistema, el exosistema y el macrosistema (1979, pp.27), y que en el entorno de la psicoterapia infantil esos sistemas se pueden identificar en la figura de la pareja parental, la familia nuclear, la extensa, la escuela e incluso, sectores de la comunidad o toda la comunidad donde se desarrollan los niños(as).
Los niños necesitan ser escuchados, pero los sistemas también necesitan ser incluidos para que el espacio de terapia psicológica infantil sea efectivo, convirtiendo a ese espacio y al proceso de psicoterapia infantil en un proceso colectivo.
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