Por C7 Salud Mental
Vivimos en una época donde los rituales han perdido su significado profundo y se han convertido en meras formalidades. En lugar de compartir momentos significativos con seres queridos, nuestras interacciones se reducen a intercambios superficiales. Las fechas navideñas se han vuelto una época llena de contrastes; mientras algunos celebran con alegría desbordante, otros enfrentan momentos difíciles.
Por todos lados se evocan imágenes de alegría, reuniones familiares y celebraciones, y hay quienes pueden hacerlo, pero para otros, la búsqueda del “regalo perfecto” o la “celebración ideal”, puede llevar a sentimientos de insuficiencia y tristeza.
Es un período que puede intensificar los sentimientos de soledad, y golpea a muchos en esta época, una sensación que aflige y genera un vacío que se va apoderando de nuestra mente, acumulando recuerdos de aquello que ya no está.
Desde mucho antes de diciembre, los anaqueles de las tiendas se llenan de mercancías para festejar, las ciudades se adornan con luces brillantes y decoraciones festivas. Aparecen las promociones para pagar sin intereses, y el aguinaldo para aquellos que lo tienen, es sometido a un bombardeo de ofertas para gastarlo. Los anuncios publicitarios nos asfixian con imágenes de familias felices compartiendo momentos especiales.
Es una idealización poco realista. Para aquellos que atraviesan situaciones difíciles, la presión por “ser feliz” durante esta época, puede resultar abrumadora. Tantos experimentan deudas, dolor por pérdidas de seres queridos, estrés acumulado a lo largo del año, o tienen que trabajar mientras los demás festejan, o están enfermos y no pueden hacerlo.
Entonces, aparece como bálsamo una reflexión que nos lleva a cuestionarnos, si en verdad recordamos el sentido más profundo de esta época. ¿Cómo podrían festejar aquellos que enfrentan dificultades económicas, aquellos que no cuentan con recursos para participar en las celebraciones tradicionales, aquellos que están enfermos?
Ayuda validar nuestras emociones saber que es normal sentirse triste o ansioso durante esta época del año, debido aquello que atravesamos. Reencontrarnos con el significado de este tiempo y su riqueza. Es una buena época para reencontrar amigos, familiares, que ya no vemos, o explorar grupos comunitarios para unirnos, o iniciativas que buscan hacer que esta época sea menos dura para otros.
No necesitamos comprar, regalar, lo que ofrecen los anaqueles, quizá sentarnos juntos en algún lugar a contar las historias de la familia junto a una rica comida. Si uno descansa en esta época, recordar que no implica sentarnos frente a nuestros aparatos electrónicos, es cambiar de actividad, leer, meditar o dar un paseo al aire libre con alguien que no has visto hace mucho tiempo.
Si los sentimientos de tristeza son abrumadores, no dudes en buscar el apoyo de un profesional en salud mental. Es una época que muchos atraviesan con crisis, y quizá estas puedan llevar a sanar, suturar, replantear y encontrar un nuevo sentido, mientras transcurre este tiempo donde el Gordito vestido de rojo sonríe en los centros comerciales.
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