En el pase de lista sobre los artículos infaltables del regreso a clases, además de los útiles escolares, están las expectativas de seguridad para las y los alumnos.
Aspectos como la violencia y el bullying han ganado visibilidad, por lo cual la construcción de espacios seguros en las inmediaciones de las escuelas es prioridad tanto ciudadana como de gobierno. En ese entorno confluyen estudiantes, maestros, comerciantes y transeúntes: un microcosmos de la sociedad donde eventualmente se registran situaciones de incidencia delictiva.
Según la UNESCO, un contexto escolar inseguro puede derivar en ausentismo crónico, bajo rendimiento y abandono de los estudios. La Unicef estima que en países afectados por conflictos o desastres uno de cada tres estudiantes de entre 5 y 17 años no asiste a la escuela.
Este jueves, cuando casi 3 millones de niñas, niños y adolescentes de la Ciudad de México regresen a las aulas lo harán bajo la disposición del gobierno de implementar una estrategia integral de seguridad en la cual será visible el despliegue policial con el operativo de vialidad, apoyado por la videovigilancia por medio de las cámaras del C5.
El compromiso va más allá del caminito de la escuela cantado desde hace más de 60 años por Cri-Cri, se encamina a la conformación de senderos seguros para las y los alumnos, y tiene como punto de partida la instalación por parte de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, del Gabinete de Seguridad Escolar.
Un modelo donde la videovigilancia —que actualmente cuenta con 5 mil cámaras en las inmediaciones de centros escolares— será herramienta clave para la prevención y disuasión de conductas violentas.
En el contexto escolar, estas tecnologías pueden desempeñar un doble papel: por un lado, proteger a las y los alumnos de amenazas externas, y por otro, servir como mecanismo de monitoreo ante casos de bullying.
Así, no solo habrá un caminito a la escuela, sino un sendero seguro.