Opinión

Oremos por Los Ángeles y por la Tierra: la fuerza del corazón en tiempos difíciles

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Dos bomberos caminan por una calle en una comunidad devastada por el fuego tras el paso del incendio Palisades, el lunes 13 de enero de 2025, en el vecindario Pacific Palisades de Los Ángeles. (AP Foto/John Locher) (John Locher/AP)

Hoy es un día para detenerse. Es un día para mirar más allá de las pantallas y las rutinas que nos envuelven, y sentir el peso de lo que sucede en el condado de Los Ángeles, donde el fuego ha arrasado con bosques, hogares y sueños. Es una tragedia que nos toca a todos, porque la Tierra no conoce fronteras cuando sufre; su dolor también es el nuestro.

Ante estos desgarradores eventos, es normal que la mente cuestione: “¿Cómo puedo ayudar desde aquí? ¿De verdad mis oraciones, mis buenos pensamientos, pueden hacer alguna diferencia?”. Y es que el ruido del mundo, de nuestras propias dudas, puede silenciar el susurro del corazón, ese lugar profundo donde sabemos que estamos conectados.

Porque, aunque no lo parezca, cada pensamiento, cada intención amorosa, tiene un impacto. La realidad, dicen los científicos, es 99% espacio vacío. Ese espacio es donde nuestras vibraciones, nuestras frecuencias de amor y solidaridad, pueden viajar más lejos de lo que imaginamos. Hoy, le invito a descubrir ese poder.

Permítase, aunque sea por un momento, conectar con el corazón. Imagine el calor del abrazo que podría dar a quienes han perdido todo. Sienta la fuerza de su intención al desearles consuelo, esperanza y una renovación profunda. Y mientras lo hace, piense en todos los que están trabajando en el terreno: los bomberos, los rescatistas, las familias que buscan reconstruir.

Su esfuerzo tangible necesita un sustento invisible, y ese sustento puede venir de usted, de todos nosotros. Este es también un llamado a la unidad. La tragedia puede desgarrarnos, sí, pero también puede ser el punto de encuentro donde descubrimos que somos, todos, hermanos y hermanas en esta casa común llamada Tierra.

No importa cuán lejos estemos, nuestras almas pueden abrazarse. Y en este abrazo invisible, podemos reconstruir no sólo lo que el fuego ha consumido, sino también nuestras propias prioridades como humanidad. Dedique un instante hoy, aunque sea pequeño, para orar por Los Ángeles.

Si le nace, cierre los ojos y visualice la lluvia cayendo suave, apagando las llamas y limpiando el aire. Sienta el alivio de las personas al encontrar refugio, comida y manos que les ayuden. Extienda este ejercicio a otros lugares del mundo donde el sufrimiento también está presente: zonas de guerra, regiones azotadas por el hambre, corazones que necesitan consuelo.

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Este simple acto, este momento de intención consciente, crea ondas que no podemos medir pero que, sin duda, llegan. En el mundo visible, podemos contribuir donando, compartiendo información responsable, exigiendo acciones que mitiguen el daño al medio ambiente, y apoyando a quienes están en primera línea.

Pero no subestime lo que puede hacer en el mundo invisible, ese reino donde las buenas vibras y las oraciones tienen un tremendo #EfectoPositivo. Cuando intencionamos en amor, cuando pedimos con sinceridad, el universo responde, porque somos parte de este y este de nosotros. La solidaridad no tiene medidas ni distancias.

Hoy es por Los Ángeles; mañana podría ser por nuestra propia necesidad. Pero cada acto, cada pensamiento amoroso, nos recuerda que juntos podemos sanar y reconstruir. La fuerza del corazón es infinita; usemos esa fuerza hoy y todos los días.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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